Claroscuro, por Francisco López Vargas
Para quienes atribuyen que en esta campaña vamos contra Morena porque nos mueve el dinero y no la inteligencia, dejen les explico que a mi no me dan beca “construyendo el futuro” porque mi futuro me lo he built yo, con mi trabajo; a mi no me dan beca de pensión de adultos mayores porque no tengo la edad, pero mi vida adulta depende de mi y de mi trabajo, que no aspiro a que termine pronto.
Les explico, los privilegios que he logrado son varios y vaya que, como todos, los valoro y aprecio y deseo que no haya daño para ellos y que nada les falte: una familia, comida en casa, techo sobre mi cabeza, trabajo que yo mismo consigo porque no soy empleado, gracias a la vida, de nadie.
Soy lo que se conoce como freelance: no estoy en la nómina de nadie, y si tienes evidencia de que esté, pues te invito a exhibirlo. No, el tema no es de dinero para todos, es de inteligencia, de capacidad, de resultados y de eso no hay nada en este gobierno, por eso no tengo partido, ni milito en ninguno, pero sí creo que todos debemos votar contra Morena para evitar que el país siga destruyéndolo Andrés López.
Por eso, el voto útil por la coalición opositora no implica estar convencido de esos partidos, ni suponer que su desempeño fue bueno. Es la única vía para poner un contrapeso eficaz al partido oficial, y reavivar la división de poderes Ejecutivo y Legislativo, hoy de nuevo difuminada, dece José Antonio Crespo, y coincido plenamente por él.
Estoy convencido que lo más importante es entender que antes que militantes o simpatizantes somos ciudadanos por lo que las decisiones que tomen los gobiernos, del partido que sean, nos terminarán afectando a todos sin importar que seamos militantes o no de quien postuló a ese gobierno.
Entendámoslo: aun apoyando a un candidato oa un partido, militando en él, es más sano para el país que lo pongamos diario bajo la lupa, bajo el escrutinio de sus resultados antes de admitir a pie juntillas todas las decisiones, incluso las que veamos que están equivocadas.
Precisamente por lo anterior no puedo creer que haya quien le estén comprando la farsa a Layda Sansores Sanromán ya su partido Morena porque incluso quienes militaron e hicieron trabajo político a favor de ese partido hoy no sólo están desengañadas porque se han visto traicionados sino que se manfiestan en contra de las decisiones que incluso han traido del centro del país a gente privilegiada por ellos.
Pero eso no sólo pasa en Campeche, sucede en todo el país porque Morena se está enfrentado a lo mismo que provocó la crisis de partidos: decisiones cupulares alejadas de la militancia en todo el país.
Criticaban al PRI por sus decisiones y hoy replican esos métodos cuando el tricolor opera con una alianza con reglas claras que no ha provocado estertores y menos conflictos en ninguno de los tres partidos que la firma.
Decir que Christian Castro, candidato de la alianza a la gubernatura por Campeche, es el candidato de su tío y que éste compró al PAN y al PRD es tan ruin como pensar que una noche comiendo tacos es suficiente para justificar que se es campechana.
El problema por el que Layda ha perdido en tres ocasiones es precisamente porque todos saben que es una turista electoral. Que su presencia en Campeche sólo obedece a su necesidad de postularse para negociar y con ello logra, lo hizo desde 1997, posiciones políticas y recursos para seguir haciendo política.
De la fortuna familiar, de esa hay un mar de anécdotas del origen y cada una de ellas tiene que ver con despojos y someimiento, desvío de recursos y traiciones al propio partido que los hizo millonarios.
Anécdota ilustrativa: Eugenio Echeverría fue destapado como candidato a gobernador por Rosa María Martínez Denegri, en esos días lugarteniente de Carlos “El Negro” Sansores, presidente nacional del PRI.
Al llegar a la gubernatura, Echeverría recibió el cobro de la factura: El Negro quería las alcaldías de Champotón, Tenabo y Calkiní. Ante la negativa del ya gobernador, Sansores apoyó a sus candidatos a través del Partido Popular Socialista.
En esos días, Jesús Reyes Heroles, secretario de Gobernación y uno de los ideólogos más sólidos del PRI, se negó a participar en la reforma política que impulsaba desde el PRI Sansores aún a contra parte del presidente José López Portillo. En ese 1978-79 el gabinete en pleno le hizo un vacío a Sansores que provocó su renuncia.
Ya como nuevo presidente del PRI Gustavo Carvajal Moreno se dieron a la tarea de reunir las evidencias de la traición de Sansores y lo desenmascararon ante el presidente que lo despidió del gobierno pidiéndole su renuncia a la dirección del ISSSTE.
Reyes Heroles decía en tono de sorna: Sansores practica una democracia tan transparente que nadie puede verla. De casta le viene al galgo, diría el clásico.
En Mérida, la alianza no se dio legalmente pero se hizo de facto. Algunos candidatos del PRI se posicionaron como del PAN en una elección que se antoja complicada considerando que ya no hay una fácil.
Sin embargo, en la elección federal pinta que hay distancias pero ninguna se ve insalvable o segura. En el 4º. Distrito con sede en Mérida el PAN tiene 32.3 por ciento de las preferencias mientras Morena trae el 23 y el PRI se cae al 16.89; en el 3º también con sede en Mérida, el PAN 29.7, Morena 25.1 y el PRI 17.65 por ciento; el 1º con sede en Valladolid, el PAN tiene 27, el PRI 24.89 y Morena 20.14 por ciento; en el 2º con sede en Progreso, 28 por ciento para el PAN; 22.7 PRI y Morena con el 19.43. En el 5º Distrito, con sede en Ticul, el PAN trae 26.48 por ciento, el PRI 25.72 y Morena 18.36.
En la capital yucateca, la consolidación del proyecto de Renán Barrera se complementa con la alta aceptación que también tiene el gobernador Mauricio Vila. Un dato duro: el 51 por ciento de los meridanos está dispuesto a repetir su voto como en los comicios de 2018 y al más cercano competidor de Renán la gente lo considera un corrupto. Nada fácil la tiene Jorge Carlos Ramírez Marín que a su paso por Sedatu, en el gobierno de Enrique Peña Nieto dejó la estafa maestra muy consolidada.
Además, Ramírez no es un hombre de palabra, no cumple su palabra ni a quienes lo ayudaron a llegar a donde hoy está.
