Se comenta solo…, por: Carlos Ramos Padilla.*
¿De qué habla presidente? ¿De qué corrupción? ¿En dónde? ¿Quiere entrar en serio al tema? Entérese lo que ocurre al interior de los reclusorios. Ese es el peor ejemplo del cinismo cuando se habla de combate a la corrupción. Hay ilícitos en las oficinas de la administración pública, en los trámites burocráticos, en las calles, pero nada comparable con lo que ocurre para quienes cumplen una sentencia.
Ahí adentro, aún criminales, violadores, extorsionadores, todos son vulnerables y todos pagan por sobrevivir. Todos caen en la extorsión, los que están adentro y los familiares que están afuera. Gracias a la corrupción, presidente, la gente pueden “vivir” en la reclusión, de otra manera son víctimas de la inmundicia y crueldad humana, iniciando por las autoridades.
Desde la “aduana” la rapiña y el abuso son la tarjeta de presentación y de cambio. Al “interno” lo despojan de su ropa y accesorios y todo desaparece, entonces hay quienes le venden o le renta la ropa de reo. Igual a los familiares que tiene que pagar por entrar, por introducir alimentos o ropa. Los internos deben y tienen que pasar por cuatro etapas y en todas son humillados y saqueados: aduana, edificio de gobierno, ingreso, centro de observación y población.
Ahí también hay sus diferencias: por edad, homosexualidad, etnia, discapacidad, enfermedad o han sido funcionarios públicos tiene la oportunidad de ser “vulnerables”. Aun así, todos deben depender de quienes mandan conocidos como “madres” (son tres, área de ingreso, centro de observación y población).
Sobre estas tres “madres” hay un sujeto superior la “reverendo madre”. Estos personajes son quienes cobran cuotas, por derecho de piso, cama, alimentos, ropa, visitas. Bueno hasta por el pase de lista (dos al día) cada interno tiene que pagar 20 pesos día con día, sino el castigo es la “fagina”.
Varios reos son “remitidos” de aérea a área a través de inmundos pasillos en donde son “asaltados” lo mismo por compañeros que por custodios. Ahí adentro no hay derechos ni humanos. Ahí adentro se da una corrupción tolerada y aceptada por las autoridades.
Las “madres” y la “reverenda madre” gozan de varias celdas y celulares, los otros 12 hacinados en una crujía diseñada para cuatro. Los familiares son despojados de sus pertenencias y ropa porque no deben ingresar con ciertos colores, entonces a “rentar” pantalones o chamarras para poder entrar.
Ya adentro hay que soltar lana hasta para comer “tranquilos” con los internos. De acuerdo a la cuota tienen derecho a una silla, a una mesa o a una carpa. De los utensilios o platos y vasos hay tarifas. La protección es otro nivel, la concesión para el servicio de alimentos es deprimente, aunque las facturas son abundantes en miles de pesos.
El que no deben estar ahí, ahí está por la corrupción en los ministerios públicos. Los inocentes conviven con delincuentes, con crimínalas, con verdaderos rufianes. Pero ahí adentro no existe ni existirá el término “inocente”. Todos deben medirse por la misma vara: el dinero que ofertan dentro de los centros de READAPTACIÓN social.
¿Entonces presidente a qué se refiere con la corrupción solamente la de sus enemigos políticos? ¿entonces de qué hablamos? ¿Dónde está la supuesta moral para hablar todas las mañanas de integridad?
Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 (izzi 135)