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¿Debate?

Carlos Capetillo Campos
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Reflexiones en alta voz. por: Carlos Capetillo Campos.

 carlos_capetillo@hotmail.com 

El
domingo pasado 20 de los corrientes, se llevó a cabo el segundo debate entre
los candidatos presidenciables y me pareció una mala noche, un debate que dos
ellos procuraron hacerlo parecer encuentro de peleadores callejeros en que
quieren ganar a base de mentiras, de silencios y de respuestas de frases
prefabricadas desde siempre, pero ajenas a las preguntas.

Solo
un candidato demostró seriedad al responder las preguntas y evitar las groseras
agresiones a los otros aspirantes.

Y
un cuarto que participa como un regalo que se da a sí mismo, sabe que no tiene
ninguna posibilidad y chacotea por decir lo menos.

Esta
falta de esencia en el segundo debate se suma a las entrevistas a los
aspirantes que se llenan la boca para echar mentiras o muestras de ignorancia o
verdades a medias.

Cuando
uno de ellos usa su frase predilecta, “la mafia del poder”, no sé si se refiere
a su coordinador general el “carnal” Marcelo y su línea de oro del metro de la
ciudad de México; René Bejarano y sus ligas, o a Ponce y sus juegos en las
Vegas, o a la diputada Eva Cadena, o a los Abarca de Iguala, o a Napoleón o a
la maestra Gordillo.

O
a los corruptos azules, cuyo candidato no aclara las acusaciones diversas que
existen en su contra, claro que su manager Diego Fernández de Ceballos del que
todos los mexicanos saben el origen de Punta Diamante en Acapulco, sigue
gritando a los 4 vientos que es una maravilla.
Así será lo ofrecido.

O
al “Niño Verde”, a los Duarte, en fin, como no especifica, cualquiera de ellos
puede ser destinatario de su frase dominguera.

Pero
sin duda este candidato está capitalizando 18 años de campaña, el enojo social
en contra del gobierno del gobierno cualquiera que este sea y aunque saben que
no cumplirá sus promesas simplemente porque no son lógicas, pero es un hecho de
que es líder indiscutible en las encuestas, que a pesar de que no le atinaron
en las últimas elecciones, se han vuelto bandera de propaganda para los que
aparecen favorecidos.

El
candidato del PRI, José Antonio Meade, empieza algo que debió ser desde el
principio de la campaña, ser el candidato del PRI y los otros partidos que lo
acompañan.

Los
genios que no saben que es el PRI, insistieron en que se presentara como
candidato ciudadano y se alejara del PRI, pero eso sí, usando las siglas del
PRI y aduciendo que el PRI es signo de la corrupción.

Y
si es verdad a medias, ya que el PRI no es corrupto como tal, hay priistas que
son corruptos y se han conservado en la cúpula del partido o de los cargos de
la administración pública.

El
PRI como cualquier partido, es la plataforma en la que se apoyan sus
candidatos, y a hoy ningún partido tiene suficientes militantes para ganar
elecciones, por eso la diferencia la hace el candidato.

La
estructura del PRI es la mejor, pero se sintió ofendida por el desprecio de los
que tomaron decisiones con el aplauso o indiferencia de los dirigentes.

Les
pusieron alfombra roja a personas que nada mas ellos les veían virtudes para la
campaña, pensando que les serían de gran ayuda y el tiempo les ha demostrado
que son cargas negativas.

Hoy
ya hay dirigente que conoce a la militancia y el candidato ya entendió que su
proyecto de fortalecer a las instituciones que es lo correcto según yo, empieza
a recibir el calor de la militancia y por el bien del país espero que no sea
demasiado tarde.

Y
en cuanto a los aspirantes a legisladores de los partidos de oposición da pena
oírlos decir que van a hacer calles, poner luminarias, introducir agua, etc.,
¿sabrán cuál es su función y cuáles las del Ejecutivo?

En
fin, después preguntamos por qué el hastío de los ciudadanos.

Carlos Capetillo Campos
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