Según el informe “Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe”, elaborado por la CEPAL y la OIT, la crisis sanitaria generó una masiva pérdida de empleos en la región. La tasa de ocupación se redujo en un 10%, contracción equivalente a la pérdida de aproximadamente 47 millones de puestos de trabajo en el total de países.
Los datos reflejan el pleno impacto de la crisis sanitaria en la actividad económica. La cifra de desempleo alcanzada durante 2020 representa casi una quinta parte del nivel de empleo alcanzado el año anterior en América Latina.
La desocupación impactó de forma desigual según el género: fue mayor en el caso de las mujeres (18,1%) que en el de los hombres (15,1%), posiblemente por su mayor presencia en sectores muy afectados por la crisis sanitaria, como el servicio doméstico y la atención en comercios, restaurantes y hoteles. Por otro lado, la proporción de mujeres que se retiraron del mercado laboral fue mayor que la de los hombres, debido a que en el contexto de aislamiento tuvieron que asumir responsabilidades adicionales relacionadas con el cuidado en el hogar y la educación desde casa.
La categoría de ocupación más afectada fue la de trabajadores por cuenta propia, en comparación con la de asalariados. La pérdida de empleo asalariado se concentró en el sector privado, mientras el empleo público disminuyó levemente o, en algunos países, incluso registró una expansión. También destaca la masiva pérdida de empleo en las actividades artísticas, de entretenimiento y recreativas. Por ejemplo, en Chile y Colombia, el empleo en este rubro se redujo un 54,3% en el segundo trimestre de 2020, bastante más que en el mismo período de 2019 (34%). Entre las ramas de actividad menos afectadas se destacan la administración pública, la educación y los servicios de salud.
La menor pérdida de empleo se mostró especialmente en aquellos rubros o empresas que migraron sus procesos a lo virtual, crearon sus sitios web y habilitaron modalidades de teletrabajo. De este modo, los trabajadores pudieron continuar ejerciendo sus tareas desde el hogar incluso en los tiempos de mayores restricciones. La migración “forzada” al home office reportó muchos beneficios para aquellas instituciones que lo implementaron y especialistas estiman que se mantendrá aun cuando la pandemia haya llegado a su fin.
Las empresas que sí redujeron su nivel de actividad optaron por medidas alternativas para mantener la relación laboral con sus trabajadores, como el anticipo de vacaciones y la reducción de salarios u horas trabajadas. El anticipo de vacaciones parece haber sido la opción más utilizada entre las grandes empresas de México, Paraguay y Brasil. En casi el total de países se registró una reducción de salarios durante el año pasado, con México como única excepción.
La mayor reducción de los niveles de actividad y ocupación se registró en abril. Desde junio varios indicadores laborales comenzaron a mostrar señales de recuperación. Sin embargo, este repunte es gradual y los niveles de empleo permanecen lejos de los registrados antes de la crisis sanitaria. En consecuencia, la reactivación de los mercados laborales de la región será lenta y se necesitará mucho tiempo para que los principales indicadores regresen a los niveles previos a la crisis.