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Después de las elecciones ¿qué sigue?

Georgina Rosado Rosado
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Georgina Rosado R.

La verdad es que nos podemos pasar meses, incluso años, tratando de explicar el triunfo arrollador de Morena y repetir hasta el cansancio los mismos argumentos que en esencia son los mismos: la oposición se enfrentó al partido en el poder, con los dados cargados, es decir a sus ejércitos, a militares, paramilitares y servidores de la nación, a las autoridades que violaron impunemente las leyes electorales y demás linduras de las que ya hemos hablado. Sin embargo, esa realidad no cambiará por mucho que la denunciemos, lo que hagamos de ahora en adelante como oposición crítica, será a sabiendas de lo que estamos enfrentando y a partir de nuevas estrategias.  

Para diseñar estas nuevas estrategias debemos definir cuántos somos y dónde estamos. Y la primera buena noticia es que no somos tan pocas personas como se nos quiere hacer sentir. Somos el 40 por ciento los quevotamos el dos de junio por la oposición y eso representa a millones de personas. Y si a esas le sumamos el 40 por ciento del padrón que no salió a votar, la situación se muestra diferente, la sumatoria nos dice que Morena triunfó con apenas un 35 por ciento de los electores.

Y quiénes somos, también está claro, el voto opositor se expresó fundamentalmente en las ciudades y en las clases medias. Es decir, no en las muy altas ni tampoco en las bajas, somos fundamentalmente el sector social con mayor escolaridad y al que por lo general se afecta más con el cobro de impuestos para sostener los programas sociales. El sector que muy probablemente será el que vaya a pagar con sus impuestos los mil millones de pesos del ultimo préstamo otorgado por el Banco Mundial al gobierno mexicano para mantener vigentes sus programas sociales, porque les aseguro que el gobierno no aumentará la carga fiscal a la oligarquía, hasta ahora muy beneficiada por la 4T, para abonar a la deuda contraída. 

Señalar esta realidad no nos hace clasistas ya que parte de un hecho científico muy bien estudiado:cualquier individuo sin importar su origen priorizara sus necesidades inmediatas, sobre cualquier otra consideración mientras estas no estén satisfechas.  Por eso el presidente toma decisiones sin preocupación y pidió el préstamo. Confía en que “el aquí y ahora” se impone sobre cualquier otra consideración, sea de defensa de una verdadera democracia, de los derechos de comunidades indígenas, del medio ambiente, etc. 

Las mayorías requieren liberarse de sus necesidades más apremiantes para poder preocuparse de cuestiones que, si les afectan, pero que no perciben como urgentes y apremiantes. Es decir, para que su voto no lo decidan por el miedo a perder los apoyos sociales gubernamentales que vinculan con sus necesidades más inmediatas. 

De ahí la desconfianza de AMLO en las clases medias, ese sector con posibilidades de ser más autónomo en sus decisiones, ya que no dependen en su vida diaria de los programas sociales.  No es casual que los países gobernados bajo la social democracia, con amplias capas medias, pocos pobres y pocos ricos, sea donde la sociedad civil se preocupa y se manifiesta más por problemáticas como el cuidado del medio ambiente o los derechos de las minorías. Y por desgracia en México, gracias a varios sexenios neoliberales, incluido este, las clases medias no somos tan numerosas como para inclinar la balanza electoral y enfrentarnos al partido en el poder y sus ejércitos.

Ante este panorama tiene una importancia vital la movilización de la sociedad civil consiente y organizada, misma que tendrá que manifestarse más allá de los periodos electorales, sobre todo crecer en número y fortalecerse con la suma de las capas sociales medias bajas y bajas. Para eso requerimos primero, seguir aclarando a los grupos más vulnerables que los programas sociales se mantendrán con o sin Morena; segundo, demostrarles que aquellos problemas que no parecieran afectarles, al menos de manera inminente, como el equilibrio entre poderes, la violencia estructural, los derechos de las minorías, los daños al medio ambiente, que el narco crezca y se amplíe, sí dañaran sus vidas y la de sus familias más temprano que tarde.

Pero ¿cómo convencerlos de votar por la oposición si en ella se encuentran muchos de los responsables de las problemáticas señaladas?, aunque les estemos demostrando que muchos de esos corruptos,causantes de la pobreza que viven, militan hoy en Morena, si junto con los argumentos de que “los anteriores robaron más”, “ellos también dañaron el ecosistema” y que “la violencia aumentó con Calderón”, reciben puntualmente sus apoyos sociales. 

Es necesario que los organismos ciudadanos no partidarios hagan primero su trabajo de formación y concientización en todas las capas sociales, sin el lastre que representan los lideres desprestigiados de la oposición, los Alitos, los Marcos y los Zambranos. Aunque ya sabemos que vivimos en un sistema democrático de partidos y que finalmente la participación electoral tendrá que ser a través de alguno de ellos, una sociedad civil organizada y sobre todo numerosa podrá imponer su agenda al que acepte representarla. Pero esto representa seis años de trabajo con las bases y no meses previos a una elección. Por lo tanto ¿quién se apunta? Iniciemos hora mismo para no quejarnos luego del desastre que nos espera en el futuro, es decir: el aumento de la violencia, escases de recursos naturales, la violación a los derechos humanos, o incluso que la ayuda que nos proporcionan los programas sociales no nos alcance para una vida digna. Ya es tarde, iniciemos.  

Georgina Rosado Rosado
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