El huracán Helene ha dejado un saldo de al menos 26 muertos en su paso por el sureste de Estados Unidos, afectando principalmente los estados de Florida, Georgia y las Carolinas. Este ciclón, que tocó tierra el 26 de septiembre como un huracán de categoría 4 en la región de Big Bend, Florida, con vientos de hasta 225 km/h, ha generado “inundaciones catastróficas” y extensos daños materiales.
Los informes del Centro Nacional de Huracanes (NHC) advierten sobre marejadas ciclónicas de hasta 6 metros en algunas áreas, mientras que más de 4 millones de hogares se encuentran sin electricidad. Helene ha devastado carreteras, viviendas y negocios, sumergiéndolos bajo el agua, y su impacto ha sido particularmente severo en ciudades como Perry, Tallahassee y Atlanta, donde las inundaciones repentinas han puesto en riesgo la vida de miles de personas.
El gobernador de Georgia, Brian Kemp, informó que al menos 11 personas han muerto en su estado, mientras que en Florida, se confirmaron cinco víctimas mortales. La tormenta también ha causado la cancelación de cientos de vuelos y el cierre de aeropuertos clave en la región, dificultando las labores de rescate.
A medida que Helene se debilita a tormenta tropical, continúa su avance hacia el norte, provocando fuertes lluvias y deslizamientos de tierra en las zonas montañosas de los Apalaches, con pronósticos de hasta 30 centímetros de lluvia en algunas áreas aisladas.
La respuesta de emergencia sigue activa, con el despliegue de la Guardia Nacional para ayudar en las tareas de rescate y restauración de servicios esenciales.
