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Distopía mexicana: la necesidad de la educación

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Por Pablo Ramírez Sánchez

Quinta parte

V. ¿CÓMO MEJORAMOS?

La educación es algo que si no se mantiene actualizado no puede trascender, la educación necesita evolucionar constantemente para atender los cambios repentinos de la sociedad. El sistema educativo que años atrás se empleaba hoy en día resulta obsoleto, por consecuencia, quienes insisten obstinadamente en mantenerse con el mismo formato sólo han logrado frustrar el avance del conocimiento. La educación en México tiene tantos baches que reparar, que a pesar de querer solucionarlo simplemente parece ‘llover sobre mojado’. ¿Será acaso imposible lograr una educación efectiva, de calidad e incluyente en nuestro país? No cabe menor duda de que se requiere un esfuerzo mayor, un esfuerzo casi bíblico para mejorar, pero un gran paso reside inherentemente en nuestra voluntad de querer que en efecto las cosas mejoren y así en lugar de retroceder, logremos todos juntos avanzar hacia un objetivo en común.

Por su parte, el Banco Mundial realizó una serie recomendaciones en 1990 a los países en vías de desarrollo para incentivar una reforma educativa. Dichas recomendaciones podrán tener varios años de haber sido publicadas pero siguen siendo aplicables hoy en día, por lo que aún se mantienen vigentes en muchas de las reformas de los actuales gobiernos. A continuación se citan textualmente cuatro puntos de dicha recomendación que se consideran de mayor importancia y que debieran de generar mayor interés en las siguientes estrategias a realizar por parte del gobierno mexicano para mejorar el panorama educativo:

1. Descentralización e instituciones escolares autónomas y responsables por sus resultados: Junto a un esfuerzo importante y acelerado de descentralización, el BM aconsejó a los gobiernos mantener a nivel central cuatro funciones para mejorar la calidad de la educación: (a) fijar estándares; (b) facilitar los insumos que influyen sobre el rendimiento escolar; (c) adoptar estrategias flexibles para la adquisición y uso de dichos insumos; y (d) monitorear el desempeño escolar. Lograr la autonomía de las instituciones escolares requiere medidas financieras y administrativas. En lo financiero se propuso: (a) hacer uso de los impuestos del gobierno central y los gobiernos locales; (b)compartir los costos con las comunidades locales; (c) asignar donaciones a las comunidades y las escuelas sin establecer requisitos para el uso de dichas donaciones; (d) cobrar aranceles en la educación superior; (e) estimular la diversificación de los ingresos; (f) certificados y préstamos educativos; y (g) financiamiento basado en resultados y calidad. En el plano administrativo se aconsejó mayor autonomía tanto para los directores como para los profesores: -los directores deben definir asuntos tales como asignar recursos, contratar o despedir personal, y determinar cuestiones tales como el calendario, el horario escolar y la lengua de instrucción, a fin de lograr un mayor ajuste a las condiciones locales; -los profesores deben definir las prácticas de aula, dentro de los límites dados por un currículo nacional, sujeto a normas y estándares, exámenes, evaluaciones de aprendizaje e inspectores escolares.
2. Mayor participación de las familias y la comunidad: Dicha participación incluye: (a) contribución económica al sostenimiento del aparato escolar; (b) selección de la escuela; y (c) mayor involucramiento en la gestión escolar. Se advierten cuatro riesgos al ampliar la participación de las familias en el ámbito escolar: (a) mayor dificultad para impulsar objetivos nacionales amplios (tales como la educación de la niña); (b) incremento de la segregación social; (c) fomento de la inequidad (al depender cada escuela de condiciones económicas locales); y d) limitaciones derivadas de la falta de información y educación de los padres. “La participación de las comunidades en los costos es generalmente la única excepción a la educación básica gratuita. Incluso las comunidades muy pobres suelen estar dispuestas a sufragar parte de los costos de la educación, especialmente a nivel primario” (BM, 1996:117).
3. Mayor participación del sector privado y las organizaciones no-gubernamentales (ONGs): tanto en las decisiones como en la ejecución. Esto en el marco de una diversificación de la oferta educativa, a fin de introducir la competencia en el terreno educativo (la competencia como mecanismo clave de la calidad).
4. Participación, alianzas y consenso social para la reforma educativa: Mayor participación social y la construcción de un amplio consenso nacional como condición de viabilidad de la reforma educativa.“Las reformas de la educación, cualquiera sea su mérito técnico, no se afianzarán a menos que sean política y socialmente aceptables” (BM, 1996:153).

El último punto es muy peculiar, porque de manera subliminal y como un eco del pasado pareciera decir “Te hablo a ti, México”. Esto en referencia a la reciente Reforma Educativa en nuestro país, puesto que a pesar de ser un esfuerzo notable por llevar a la educación a un nuevo nivel, la realidad dejó mucho que desear, y no únicamente debido a la reforma por si misma, sino por la polémica que generó en la sociedad. Los maestros en un gran porcentaje y la población en general, recibió de una manera no muy deseada este nuevo cambio. Las movilizaciones y los paros laborales no hicieron falta, y un clima de desinformación se propagó por varios medios. He aquí el fallo del gobierno mexicano al momento de lanzar su nueva reforma, en la cual desde principio debió de incluir de manera más significante a la misma sociedad, a los maestros, a quienes perciben de primera mano las irregularidades en el sistema. Ese tacto político, por llamarlo de cierta manera, brilló por su ausencia al momento de implementar la Reforma Educativa, la cual de por sí debido a su naturaleza, iba a generar controversia entre quienes veían en ésta un fin a todos los privilegios ‘ganados’ por sus ‘grandes méritos’. En este momento hubiera sido clave para que la sociedad en conjunto y armonía con el gobierno promoviera la reforma, para acabar con aquellos actos de corrupción y de injusticia. ¿El resultado? Un verdadero caos, pero al muy estilo mexicano poco a poco se ha ido llevando a cabo y la gente demuestra cada vez más un mayor interés en generar un cambio.

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