En la recta final de su campaña presidencial de 2024, Donald Trump ha intensificado un discurso polarizador que centra en temas de inmigración y nacionalismo, dejando en segundo plano la economía, principal preocupación para la mayoría de los votantes según las encuestas recientes. En mítines y declaraciones públicas, Trump ha señalado que “la inmigración descontrolada” representa el problema fundamental del país, enfatizando que los migrantes están “destruyendo Estados Unidos”, aunque estudios muestran que la economía y la inflación son las mayores inquietudes para los ciudadanos estadounidenses.
A lo largo de la campaña, el exmandatario ha mantenido una postura agresiva al referirse a los inmigrantes como “salvajes” y a Estados Unidos como una nación en riesgo de perder su identidad. Estas expresiones han generado preocupación en los sectores moderados, que ven en esta estrategia una provocación que podría desestabilizar aún más el ambiente político. Al respecto, figuras republicanas han intentado distanciarse de esta retórica, temiendo que exacerbe las divisiones y complique los esfuerzos por atraer a votantes independientes y moderados.
Aunque Trump ha manifestado públicamente que prefiere centrarse en temas de inmigración y seguridad nacional, los datos de su propia campaña muestran que el gasto publicitario ha priorizado temas económicos en varios estados clave. Pese a esto, la apuesta de Trump parece apuntar a movilizar a sus seguidores más fervientes con un discurso de fuerte contenido antiinmigrante, al igual que en sus campañas previas.
Este enfoque de campaña refleja la estrategia de Trump para agitar a su base electoral, aunque analistas advierten que podría enfrentar serios desafíos en su intento de ampliar el apoyo en el electorado general.