En los últimos días, hemos observado un aumento
drástico en los contagios de COVID-19 a nivel global, nacional y local. Entre
las personas que han contraído el virus recientemente, se encuentra el
presidente Andrés Manuel López Obrador, quien afortunadamente sólo ha
presentado síntomas leves. Si bien, nos alegra la condición de nuestro
mandatario, es necesario señalar su aparente intención de minimizar los efectos
del coronavirus pues esto contraviene lo dispuesto por órganos internacionales
e incluso autoridades estatales mexicanas, como Yucatán dónde ésta semana se
modificó el semáforo epidemiológico de verde a amarillo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que este
jueves 13 de enero se registraron 3.4 millones de contagios en todo el mundo,
nueva cifra récord, y confirmó que la mayoría de estos casos corresponden a la
variante ómicron. Igualmente, recordó que la cifra real debe ser mayor pues
gran parte de los casos no son identificados o registrados por las distintas
naciones.
La OMS también explicó que, a pesar de que la
estadística de defunciones se mantiene estable, no se deben subestimar los
daños que podría generar ésta nueva variante, especialmente en los sistemas de
salud. Además, afirmó que el ómicron no sería la última “variante de
preocupación” que surgiría durante la pandemia, con lo cual dio a entender
que ésta no terminará pronto.
México no es excepción en cuanto a la delicada
situación que se atraviesa en el mundo. El miércoles 12 de enero se registró
una cifra récord de 44 mil 187 contagios diarios y, al día siguiente, se
registraron 43 mil 523 contagios. Para dimensionar la gravedad de éste
panorama, hay que recordar que hace menos de un mes, el 26 de diciembre, se
registraron 803 contagios diarios.
El presidente Andrés Manuel López Obrador es uno de
los miles de mexicanos que se han contagiado de COVID-19 en éstas fechas. Por
la tarde del lunes 10 de enero, nuestro mandatario confirmó en redes sociales su
contagio y compartió que tenía síntomas leves por lo que, aunque estaría en
aislamiento, continuaría trabajando y mantendría comunicación virtual con sus
colaboradores.
Pocos días después, el 13 de enero, el presidente
publicó en sus redes otro video en el cual afirmaba sentirse alentado pues
había comprobado en carne propia que el ómicron era menos peligroso que la
variante delta. También señaló que los síntomas eran equiparables a los de una
gripa y compartió que llevaba presentando mejorías por 4 días. Aún más, dijo
que la pandemia iba de salida y que no aumentarían las hospitalizaciones ni los
fallecimientos.
En La Revista reiteramos nuestra posición respecto a
que la condición de salud de cualquier persona no debe ser usada como argumento
en el debate público por lo que, independientemente de posturas y opiniones
políticas, esperamos que el presidente tenga una pronta recuperación. No
obstante, no podemos pasar por alto la aparente pretensión de minimizar las
consecuencias de la variante ómicron pues esto podría complicar más la
situación que afronta el país.
Cuando nuestro mandatario sostiene que los síntomas de
la variante ómicron son leves, pasa por alto que esto no aplica para todos los
mexicanos, sólo para quienes ya tienen un esquema de vacunación completo y, de
preferencia, al menos un refuerzo. Además, López Obrador contraviene, sin
argumentos sólidos, a la OMS cuando dice que la pandemia va de salida pues la
máxima autoridad mundial en salud ya confirmó que espera el surgimiento de más “variantes
de preocupación” en el futuro próximo.
Finalmente, el presidente se equivoca al dar a
entender que la estabilidad en las estadísticas de defunciones y
hospitalizaciones significan que podemos estar tranquilos pues esto no
garantiza que los sistemas de salud estén exentos de saturarse; cómo podemos
ver actualmente, las instituciones de salud pública comienzan a verse
presionadas ante la falta de personal por contagios.
El gobierno de Yucatán se ha mostrado más contundente
ante ésta situación pues, también el jueves 13 de enero, modificó el semáforo
epidemiológico de verde a amarillo luego de que se registrara la cifra récord,
a nivel estatal, de 459 contagios diarios. Con la modificación del semáforo, se
pospuso la apertura de eventos masivos hasta el 15 de febrero. De igual manera,
mediante la Secretaría de Salud de Yucatán, el ejecutivo estatal exhortó a la
población a seguir procurando las medidas de seguridad sanitaria pues, si
continúa el aumento de contagios, se tendrán que tomar medidas restrictivas.
La variante ómicron trajo consigo un aumento
exponencial de contagios en todo el mundo el cual, a pesar de no representar un
alza en defunciones u hospitalizaciones, no debe tomarse a la ligera de acuerdo
a la OMS. Actualmente enfermo de COVID-19, el presidente López Obrador ha
optado por minimizar los efectos de la nueva variante contraviniendo lo
expuesto por la máxima autoridad global en salud. Por otro lado, el gobierno de
Yucatán sí ha tomado con seriedad el asunto pues modificó el semáforo epidemiológico
con miras a imponer acciones restrictivas si continuaban los contagios.
Depende de nosotros, las y los ciudadanos, que el
número de contagios disminuya. Por esto, debemos procurar más que nunca el uso
de mascarillas (no de tela ni algodón pues no son útiles contra el ómicron),
gel antibacterial, lavarnos las manos constantemente y evitar reuniones
sociales y aglomeraciones. Solo así evitaremos el confinamiento obligatorio, la
cual es una medida severa, pero necesaria si se mantiene el aumento exponencial
de casos que estamos viendo.