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Educación, garantía de una democracia responsable

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La democracia es el sistema político que ha imperado en las últimas décadas en la mayor parte del mundo. Sus múltiples bondades, enfocadas hacia la libertad, hacen que los individuos aspiren y exijan este sistema en sus naciones. En la actualidad, no hay mejor sistema político que la democracia para garantizar los derechos de las personas.

Este sistema político tiene como característica principal que la soberanía es ostentada por todos los ciudadanos, quienes la ejercen mediante el voto. Esto significa que todos los ciudadanos son responsables del desarrollo de su país.

La consolidación de la democracia en el mundo ha causado que se nos sea inconcebible pensar en otra forma viable para organizarnos políticamente. Incluso sistemas políticos como monarquías han tenido que adoptar preceptos democráticos para mantenerse vigentes en el nuevo paradigma global. Son escasos los países que no siguen esta tendencia.

A pesar que la democracia estaba presente en las civilizaciones antiguas, fue hasta la Revolución Francesa que estos ideales se difundieron en el mundo. Esta transición paradigmática representa un cambio total en la concepción de gobierno y gobernados. Antes se concebía al gobernante como una persona establecida por una divinidad para mandar sobre los demás, quienes se concebían como sus súbditos; claramente, la soberanía era ostentada únicamente por el gobernante. Después de la Revolución Francesa, para justificar su existencia, se promueve la concepción del gobernante como un servidor público que trabaja para los ciudadanos, quienes ostentan la soberanía.

El nuevo papel que tienen los antes súbditos y ahora ciudadanos conlleva derechos y obligaciones que se deben procurar para que haya una democracia sana. El derecho más importante ya se mencionó, y es el del voto; la obligación más importante es la de estar informados para emitir un voto responsable.

Considerando lo anterior, el principal problema de la democracia es la falta de educación de los ciudadanos, ya que repercute en la calidad de los votos que han de emitir.

En México, históricamente la educación ha sido prioridad de los gobiernos, quienes destinan la mayor parte del presupuesto a ésta. Sin embargo, críticos aseguran que el objetivo de los gobiernos ha sido menos educar, y más adoctrinar para mantener a los ciudadanos ignorantes y fáciles de controlar.

Lo anterior explicaría la cultura democrática que existe en el país, aparentemente activa pero dependiente de la sistemática entrega de apoyos; una política paternalista. Este escenario político ha ocasionado en México la propagación de anti políticas públicas consistentes en la repartición del erario, así como la decadencia de las ideologías políticas.

En nuestro país, desde hace un tiempo, los partidos políticos dejaron de representar ideologías para convertirse en plataforma de proyectos políticos. La “izquierda” y la “derecha” perdieron significado en el debate público, y se convirtieron en bandos que representaban a sectores de la sociedad. Los ciudadanos y muchos políticos, no pueden mantener un debate dentro de estas posturas porque no hay el nivel de educación para comprenderlas y distinguirlas.

Por esto vemos que políticos brincan de partido a partido, sin miedo a la incongruencia, porque saben que la ciudadanía no está formada para exigir sobre esto. ¿Cuántos militantes del PAN, partido de aparente derecha, no han emigrado a Morena, partido de aparente izquierda radical, sin vergüenza alguna?

Este fin de semana pasado fue una fiesta para la democracia a nivel internacional, nacional, y local. En lo local, pudimos ver cómo los panistas apelaron a sus bases para dar paso a una nueva administración interna, que representó una transición pacífica de línea de poderes. En lo nacional apreciamos a un PRI con disposición a renovarse, que abrió el proceso de elección de su comité directivo a toda la militancia, contribuyendo a la cultura de la democracia mexicana. De la misma manera, en otros países pudimos apreciar la celebración elecciones libres, como las que tuvieron lugar en Guatemala y Argentina.

Hubo menos fiesta los mismos días en Rusia y Hong Kong, pero se ondeó la misma bandera de libertad.
Más de cincuenta mil rusos salieron a las calles a exigir elecciones libres para que puedan participar plenamente los candidatos de oposición en las próximas elecciones.

En China los esfuerzos fueron históricos. Más de dos millones de personas se reunieron a manifestarse en las calles de Hong Kong, la mayor manifestación de la historia de esta nación, en un principio por la abolición de una ley, y ahora para que se les reconozcan plenamente derechos y libertades democráticas.

Las manifestaciones en China son excepcionales. Están conformadas principalmente por universitarios que se rehúsan al sistema represor chino que se les pretende imponer. Por días han organizado marchas y huelgas que han empezado a pesar en la economía de Hong Kong; lo último fue la toma del aeropuerto internacional, lo que afecta directamente los ingresos de la nación por lo que se espera que el conflicto pronto tenga un desenlace.

Desgraciadamente, es muy probable que sea de manera violenta, como acostumbra China. De hecho, ya existen varios reportes de la ONU sobre el tema por la represión que ha ejercido la policía contra los manifestantes en los últimos días.

De estas históricas protestas, rescato con mayor fervor unas fotos que se difundieron en medios electrónicos de protestantes, que a fin de cuentas son universitarios, estudiando y organizando grupos de estudio durante las manifestaciones. Lo que representa este acto, aparentemente tan cotidiano, es el poder de la educación como arma de manifestación. No son un grupo de jóvenes vándalos renuentemente rebeldes, son jóvenes educados que exigen a su gobierno y tienen el fundamento para hacerlo.

Los mexicanos necesitamos contagiarnos de esta sed de verdad y conocimiento para fortalecer nuestras expresiones democráticas; debemos pasar de la “grilla” a la política. También, debemos asumir la responsabilidad de formarnos libre y objetivamente, pues nuestras decisiones afectan el futuro de todos los mexicanos; pero más importante, debemos procurar la educación de todos los mexicanos, pues las decisiones de todos afectan el futuro propio.

¿Complicado? Definitivamente, pero es una obligación proporcional a las bondades democráticas.

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