Por: Cristina Padín.
El abuelo que no entendía no entendía casi nada de lo que escuchaba. Y no era por razones de oído: a sus noventa y nueve años oía perfectamente y tocaba el piano y la guitarra española.
Era porque las palabras dolían..
El abuelo que no entendía nada aquellos días duros leía libros de Joselito el Gallo y de Manolete.. cómo había disfrutado a Ojeda.. Era granadino y no faltaba jamás a los toros en Granada..
Lloraba porque si entendía tenía miedo..
El abuelo que no entendía trabajó mucho en su vida, se casó muy enamorado de Alma, y no había faltado al cementerio un solo sábado en treinta años de viudedad. Tenía dos gatos: Volante y Morante..
El abuelo que no entendía rezaba mucho..
Siempre le quiero buscar la e/Esperanza a mis textos
Este es un cuento dedicado a todos los abuelos de España: infatigables seres humanos que enfrentan con temor esta situación
A la memoria de los que ya no están en la vida terrena
A los que, como Paty y Ana y José María y María e Isabel y Grethel y mi hermana y mi madre y yo y tantos, tenemos a alguien en la habitación de al lado de San Agustín y necesitamos ir al cementerio
A Carlos
A Luis
Al toreo
Y al toreo en Granada. Volveremos
A los toreros y a lo toreros mencionados