En la pantalla, por: David Moreno.
A ver: soy de los que piensan que La Casa de Papel debió concluir con su primera temporada. El final de aquella entrega fue preciso, exacto, épico y redondo. La sensación que nos hubiera quedado es la de una maravillosa idea en la que el “cliffhanger” (ese gancho dramático que nos deja en suspenso despertando nuestra curiosidad para saber que es lo que sucederá posteriormente en la narración) jugó un papel preponderante y en la que se desarrollaron personajes memorables que cautivaron a una audiencia que vibró con la resolución del asalto a la Casa de Moneda de España. Los números – una vez que la serie fue retomada por Netflix – reflejaron un éxito sin precedente y ello provocó que la compañía de Streaming entendiera que la televisión es ahora un asunto global y que las producciones pueden ser exitosas sin importar su país de origen o el idioma en el que son producidas. Si algo tenemos que agradecerle a la serie española es que gracias a ella hoy tenemos cualquier cantidad de productos televisivos de todo el mundo en nuestras pantallas.
Ello provocó que el gigante del Streaming decidiera lanzar un par de temporadas más con el riesgo que, en términos meramente artísticos, ello traía consigo pues el éxito de audiencia prácticamente estaba garantizado. El resultado fue que el programa abusó de las fórmulas que se había planteado en un principio y que ese factor de sorpresam fundamental en sus primeros episodios, se diluyera en una trama que se sentía repetida. A pesar de eso, la serie logró mantener elementos sobresalientes particularmente en el desarrollo de sus personajes, un desarrollo desigual pero que elevó a roles como el de Tokyo (Ursula Corberó), Nairobi (Alba Flores) y Alicia Sierra (Najwa Nimri) a niveles legendarios, mientras que otros como el del Profesor (Álvaro Morte) o Denver (Jaime Lorente) se tornaron en repetitivos e incluso con fuertes dosis de sobreactuación. Sin embargo a su las entregas posteriores a la primera tuvieron momentos muy interesantes y se sentaron todos los cimientos para el “Spin Off” que tendrá como protagonista a Berlín (Pedro Alonso), es decir que el “universo” de La Casa de Papel tendrá una expansión la cual durará hasta que el rating lo decida.
Pero hay que decir algo sin utilizar “spoilers”: la conclusión es elegante, un final sumamente digno para un fenómeno como lo ha sido la serie. Viéndolo uno no puede no evitar emocionarse y sentir aquello que se siente cuando se cierra un libro después de leer la última página. Esa sentimiento de despedida pero a la vez de agradecimiento por una narración que te ha generado muchas sensaciones, muchos sentimientos, encontrados, sin duda, pero no por ello ilegítimos. Por que finalmente “La Casa de Papel” quedará archivada en ese baúl en el que depositamos a aquellas ficciones que seguimos con fidelidad por cualquier cantidad de razones y que se convierten en parte importante de nuestro historial audiovisual, aquel al que tal vez recurrimos para rescatar a una conversación, para generar empatía con otros que también compartieron la experiencia televisiva o para recordar eso que vivíamos mientras la serie nos mantenía clavados en el sofá enganchados a la pantalla para conocer el destino de esos hombres y mujeres de ficción que por un par de horas abren las ventanas de nuestra realidad.
Hace unos días alguien preguntaba en Twitter si vale la pena ver “La Casa de Papel”. Mi respuesta fue que sí, sin ninguna duda. Y no porque se trate de una serie que ponga sobre la mesa temas morales, existenciales, que busque en su narrativa significados profundos sobre ese tipo de cuestiones, no porque sea una serie que pretenda reflejar fragmentos de la realidad. “La Casa de Papel” debe verse porque se trata de una pieza de ficción audiovisual que aspira a ser parte del entretenimiento en su estado más puro, aquel que está hecho con las mejores intenciones. Esa fue su esencia y – a pesar de los altibajos ya mencionados – jamás renunció a ella y eso es algo que uno como espectador agradece enormemente.
La útima temporada de La Casa de Papel está disponible en Netflix.