Por Fernando Helios Labriego
“Yo no bebo, no fumo, no prevarico y soy un héroe.
“Pues Yo si bebo, fumo, prevarico ¡Y soy su jefe!”
Winston Churchill en respuesta al mariscal Montgomery.
No hay ser humano que experimente en cabeza ajena y menos si nació por estas tierras, donde nuestra “chola” forma parte de la identidad regional.
Bien lo sabe ya el aspirante a la alcaldía de Mérida, Renán Barrera Concha, quien gracias a su falta de experiencia en las lides nocturnas se topó de frente con el alcoholímetro un sábado en la noche (menos mal que no era lunes).
Nos ocupamos del caso no porque tenga relevancia alguna en la contienda electoral, sino que es un ejemplo de que Mérida, por fin, entró de lleno al siglo XXI. Lo que en otros tiempos no tan lejanos hubiese representado un verdadero linchamiento mediático y social, hoy apenas alcanza el nivel de anécdota.
Tal vez por los avances tecnológicos que existen hoy, los hechos dan poco margen a la especulación:
1.- Un prominente político es detenido con aliento alcohólico y no pasa la prueba de control.
2.- En lugar de ofrecer “mordida” o hacer valer sus influencias, no opone resistencia alguna y mansamente sube a la patrulla consciente de que faltó a un reglamento. Justo es decir que ningún oficial de la ley solicitó compensación alguna ¡Casi me siento en el primer mundo!
3.- Se cumple con lo establecido legalmente (24 horas para la primera ocasión), pagó su multa y el interfecto se va a su casa sin rasguño infringido por la autoridad.
La parte política es muy diferente, pero por demás sorpresiva, la campaña de Renán Barrera no solo no tuvo un tropiezo, podemos decir que recibió algunos beneficios publicitarios.
Veamos: Un hombre poderoso sin chofer y mucho menos escolta, que acata la ley, no es prepotente y además sonríe como diciendo: Pues ya ni modo.
Desconfío de las encuestas en las redes, son altamente manipulables, sin embargo una encuesta telefónica realizada por una empresa seria (no puedo traicionar la confianza de mis fuentes de información) revela que a partir de 5 preguntas telefónicas el 100% de los mil encuestados se enteró de alguna forma del incidente que involucra al ex alcalde; 50% dijo que no le importaba y menos iba a afectar el sentido de su voto; alrededor de 25% dijo que sí ahondaron sobre el asunto y tampoco iban a cambiar el sentido de su voto, es más que no les merecía ningún juicio de valor; 15% dijeron que confirmaban la mala imagen del precandidato ( en otras palabras nunca pensaron votar por él); 5% dijo algo así como que la política no le interesaba; el último 5% es el más interesante de todos, veremos por qué.
En realidad los negativos para Renán vienen de la segunda entrevista donde se ve a un hombre molesto consigo mismo, consciente de que quebrantó una norma jurídica (leve pero lo hizo) y he aquí el problema de percepción: Intentando auto justificarse con un argumento plausible, sí, pero que al final no iba a convencer a nadie. Ahí Renán evidenció su novatez frente a la noche pero no pasa de ser algo aislado, además quienes lo conocemos sabemos que está muuuuuuy lejos de tener problemas con la bebida, se los dice un perito en la materia.
Lo que sí, los argumentos de la rumorología oficial son insostenibles, eso de la violación al artículo 172 del código penal y el resultado de 1.73 en la prueba son puras pendejadas, Renán necesitaría ser un kosako, nacido en Mongolia y con mucho frío, de otra manera es médicamente imposible.
Volviendo al 5% restante, se trata de chavos que no habían escuchado el nombre de Renán Barrera Concha y dijeron algo así como “vamos a votar por él, nos cae bien”.
Incluso el domingo pasado interrumpí brevemente una reunión de mis sobrinos con sus amigos, eran algo así como 20 chavales ansiosos por estrenar su credencial de elector, les pregunté sobre el asunto, 14 dijeron apoyar a Renán y votar por él, 6 se dijeron indecisos sin posición y uno hasta comento literalmente: “La próxima vez que se vaya de parranda que utilice un Úber como hacemos todos”.