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El baile de los 41

David Moreno
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En la pantalla, por:David Moreno

Uno de los principales objetivos del cine cuando una historia se traslada a épocas pasadas es recrear con la mayor fidelidad posible lo que se conoce sobre la manera como se vivía, como se comportaba la gente en sociedades cuya escala de valores era completamente diferente a la que tenemos hoy en día. Esto es aún más importante cuando se trata de retratar episodios históricos poco conocidos en los que esa escala de valores es puesta a prueba, es retada por algún elemento que se sale lo que era considerado como “lo normal” en algún tiempo pasado. En “El Baile de los 41” de David Pablos esa recreación es lograda con mucha pulcritud – aprovechando la arquitectura de la Ciudad de México y sus alrededores y con un gran diseño de arte de y vestuario – pero termina por quedarse a medias cuando se trata de poner en tela de juicio el comportamiento de una sociedad hacía un grupo de personas que tenía que formó una especie de club privado para poder mostrar sin inhibición alguna quienes eran realmente.

La película toma un episodio ocurrido durante el Porfiriato. Un grupo de hombres se reunía en un lugar secreto para poder expresar abiertamente su homosexualidad. Eran personas pertenecientes a las más altas esferas de la sociedad mexicana, muchos de ellos con importantes cargos dentro de la dictadura. Entre ellos estaba Ignacio De La Torre, un joven y ambicioso político que contrae matrimonio con Amada Díaz, hija del Presidente, en un matrimonio que le garantizaba no solamente ponerse en lo más alto de la escala social sino también un crecimiento en términos políticos que lo catapultaría a posiciones de mayor poder tanto político como económico. Era, evidentemente, un matrimonio que le serviría como una fachada para ocultar su verdadera naturaleza. Todo cambiaría cuando conoce a Evaristo Rivas, un joven abogado a quien invita a formar parte de la exclusiva sociedad secreta y de quien terminará enamorado. La frustración de no poder vivir su amor abiertamente – incluso dentro del club le advierten de los peligros del mismo, de vivir “como hombre y mujer” – lo lleva a tomar una serie de decisiones que ponen en riesgo su matrimonio con Amanda, su porvenir político y su propia vida. La película termina por ser un melodrama más enfocado en la caída de Ignacio De La Torre que en reflejar la doble moral de la sociedad porfirista y la manera como ésta enfrentó un episodio en la que algunos de su más altos exponentes fueron señalados, castigados y vejados simplemente por ser homosexuales.

Pablos encuentra en Alfonso Herrera y en Mabel Cadena a dos protagonistas con interesantes rangos actorales, los desperdicia. Al primero lo restringe en el papel de un hombre que tras un rostro adusto, duro, oculta una sensibilidad que nunca desarrolla. Un tipo que vierte todas sus frustraciones en hacer de la vida de su esposa un calvario, alguien que nunca tiene la suficiente empatía para intentar hacer de su vida en pareja algo más o menos soportable pues solo así podía lograr consumar sus ambiciones tanto personales como políticas. Mabel Cadena, va a transformarse en una mujer que ve desplomarse la vida que se había imaginado. Va alejándose cada vez más de su marido mientras esa felicidad con la que empieza la película se va convirtiendo en amargura, en rencor. El personaje sin embargo no se desenvuelve por completo y termina sin mayor trascendencia en el epílogo del filme.

Al final de “El Baile de los 41” el espectador puede quedarse con la sensación de que la película desperdicia la oportunidad de mostrar los escarnios de los que fueron objeto los homosexuales en México en aquel momento de la historia del país. Es una película que no se convierte en el instrumento de reflexión que pudo ser si quien mira el filme es invitado por el mismo a tejer paralelismos con lo que hoy sucede, con las consecuencias que tuvo en términos históricos la redada que acabó con aquel club clandestino y exclusivo. Tampoco es una mirada a la condición de los homosexuales en aquel tiempo. Es un melodrama centrado en un triángulo amoroso y que usa lugares comunes para hacer una película entretenida sí, pero que desaprovecha una premisa que la pudo llevar a ser algo diferente y extraordinario en un cine mexicano tan necesitado de otro tipo de historias.

  La película está disponible en Netflix.

David Moreno
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