La Revista

El Bronco jugará su papel

Jorge Fernández Menéndez
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Razones, por: Jorge Fernández Menéndez.

Jaime Rodríguez no sólo le puede quitar votos a López Obrador , también a Margarita Zavala.

¿Qué puede cambiar con la llegada de
Jaime Rodríguez El Bronco a la boleta electoral? En principio el solo hecho de
que los competidores no sean cuatro, sino cinco, modifica los posibles
equilibrios. Hay quienes dicen que El Bronco después del escándalo de las
firmas y del controvertido fallo del Tribunal que le permitió participar en el
proceso electoral, ha quedado muy desprestigiado como para tener peso en los
comicios. Agregan que, además, su gobierno en Nuevo León no cumplió ni
remotamente con las expectativas que había generado el primer gobernador
independiente. No le dan más del dos por ciento de la votación, más allá de a
quién le quite esos votos.

Puede ser, pero veo un panorama
diferente. El Bronco fue un mal gobernador, pero un excelente candidato, uno de
esos candidatos de teflón a los que todo se les resbala y nada se le pega. Pudo
presentarse como independiente a pesar de que había militado toda la vida en el
PRI y había sido un operador electoral de Roberto Madrazo, prometió de todo en
la campaña regiomontana y nadie lo cuestionó demasiado, llegó a decir que en su
paso por la alcaldía de García (donde fue agredido varias veces por los
narcotraficantes) había controlado la seguridad por la redes sociales, cuando
en realidad la controló el gobierno estatal con el exitoso programa de
seguridad pública que al llegar al gobierno, por deshacerse de todo lo que
oliera a Rodrigo Medina, terminó desechando y con eso regresó la inseguridad al
estado. Muchos de quienes ayudaron a encumbrar a El Bronco lo terminaron
abandonando e incluso rompieron con él.

Pero ¿a cuánta gente, a cuántos
electores les interesan esas historias y cuántos se han quedado con la imagen
medio campestre, de ocurrente macho norteño a caballo de El Bronco? López
Obrador ha dicho verdaderas barbaridades políticas, económicas y sobre la
seguridad y hoy encabeza las encuestas. Quién sabe si en los 80 días que faltan
para la elección el electorado se lo cobre, pero hasta ahora eso no ha
ocurrido. Me temo que con El Bronco sucederá algo así.

Por supuesto que no tiene posibilidades
de ganar, pero tiene recursos (muchos más que Margarita, por ejemplo) y tiene
un desparpajo e incluso irresponsabilidad en sus propuestas que le harán, en
ese terreno sí, competir sobre todo con Andrés Manuel.

Sí, puede quitarle votos a Morena y a su
candidato, seguramente también a Margarita y menos a Anaya y Meade. Si serán
muchos o pocos no es posible saberlo hoy, aunque tendría que suceder algo
demasiado extraño como para que se convirtiera en actor privilegiado del
proceso electoral. Por lo pronto estará en la boleta, en los debates y en los
medios. Y llamará la atención.

Lo que sí ha tomado protagonismo es la
evidente lucha entre el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación. No se trata sólo de un sano equilibrio
entre las dos instancias electorales, sino de un conflicto creciente que
demuestra insuficiencias y errores, caprichos y decisiones controvertidas de
ambas instancias. Y eso no es nada bueno para el proceso y para las propias
instituciones. Las dos deben reflexionar profundamente sobre lo que están
haciendo.

LA
FUGA DE PAUL RYAN

Donald Trump se sigue quedando solo.
Paul Ryan, el más influyente político del Partido Republicano, anunció que
dejará la presidencia de la Cámara de representantes. No competirá para
reelegirse en su distrito de Wisconsin. Puede ser que, como se ha dicho,
simplemente se retire porque, gracias a Trump, podría perder en las elecciones
de noviembre y acabar con ello su carrera política. Pero lo cierto es que Ryan,
que ha mantenido siempre distancia con y de Trump, quiera dar un paso al
costado para estar en condiciones de competir por la Presidencia si la actual
administración de la Casa Blanca sigue haciendo agua. En última instancia, el
único punto que lo unía a Trump, la Reforma Fiscal, logró que fuera aprobada.
Ahora esperará para buscar su oportunidad.

CIEN
AÑOS, EMILIO

No era consciente hasta hace unos días
de que, si viviera, mi padre, Emilio, cumpliría hoy cien años. Falleció hace
diez de una neumonía que se pareció mucho al H1N1, pero sus 90 años los vivió
con enorme intensidad. Fue un hombre de izquierda, liberal, demócrata,
ferviente defensor de la república española y furibundo antifranquista.
Desconfiaba de todo lo que oliera a autoritario y, humanista por nacimiento,
creía en la educación para cambiar al mundo y a las personas. Y también, cuando
era necesario, simplemente en la lucha. Nos dio a los suyos ejemplos cotidianos
en los cuales reflejarnos.

Mi padre, Emilio, fue un hombre del
siglo XX que hizo suyas y defendió siempre las mejores causas que surgieron y
trascendieron en el siglo pasado y que en éste, en muchas ocasiones, hemos
perdido. Era entrañable y decidido. Amó a mi madre y fue su compañero,
inseparable, durante casi 60 años. Ellos me dieron vida, pero mucho más: me
permitieron darle sentido, rumbo y objetivo a esa vida. Hoy brindaré por Emilio
con lo que él siempre hubiera preferido: una copa de buen vino.

Jorge Fernández Menéndez
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