La Revista

El calor de agosto

Francisco Solís Peón
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Cultura, por: Francisco Solís Peón. 

“La
novela policiaca moderna no puede darse el lujo de ser simplemente narrativa,
tiene por fuerza que describir el entorno social que produce los crímenes, hacer
las preguntas duras, no solo el quién y el cómo, sino el porqué de una realidad
específica, la motivación personal en un contexto histórico y político”.

Paco Ignacio Taibo II.

A finales de los noventa, durante una amena tertulia
con refugiados chilenos y argentinos en nuestro país, alguien preguntó ¿Qué opinan de Salvador Allende? En mi
carácter de único mexicano presente
contesté al mismo tiempo que descubría las capacidades oníricas del mezcal: 

Un hermoso sueño convertido en atroz pesadilla.

¿Y de Perón? En la misma línea me apresté a responder:

Un general autócrata que soñaba con las izquierdas.

¿Y de Getulio Vargas? Entonces el silencio fue
absoluto, tanto que casi me sentí poco menos ignorante.

Buena pregunta, porqué todos nos sentimos con derecho
de opinar sobre los primeros pero nadie habla del Varguismo como tal y sus
consecuencias históricas en el país más grande de América latina? Es una
cuestión de nacionalidades, nacionalismos y temperamentos, diría alguien del
Cono sur (especialmente un argentino).

Poco tiempo después la semilla de la curiosidad
entonces plantada me llevó a seguir una serie brasileña llamada “Agosto” en
canal 22. Posteriormente cayó en mis manos la novela madre de la producción
televisiva del mismo nombre.

A medio camino entre realidad y ficción, Agosto narra
los últimos días del político brasileño Getulio Vargas, apodado Padre los
Pobres, que se suicidó de un tiro en el corazón el 24 de agosto de 1954. Con su
característico estilo narrativo, el magistral Rubén Fonseca noveliza uno de los
períodos más convulsos y violentos de la historia de su país, y lo hace
mezclando el género policíaco con la intriga política, el realismo social y el
incansable sentido crítico que le ha convertido en uno de los escritores más comprometidos
de América Latina. La particular mirada de Fonseca abre las puertas de un
pasado reciente que aún hoy resulta tan incómodo como necesario de recordar. En
las páginas de Agosto, el autor baraja hechos y sucesos que marcaron el final
de un régimen y el comienzo de una nueva era para uno de los países más
castigados del continente americano. Con un escenario desoladoramente verídico
y unos personajes excelentemente dibujados, el ilustre ganador del Premio
Camões de 200 (1) consiguió con esta
novela hacerse un hueco entre los narradores más importantes del siglo XX.

Muy lejos del Glamour que rodea a Sherlock Holmes,
Miss Marpple o Hercule Poirot, el protagonista es más bien un modesto ciudadano
convertido en detective por no ganar lo suficiente como abogado, tampoco los
villanos revisten el morbosos atractivo que pinta Paul Auster (2) 
por ejemplo en “Un paseo por las Tumbas”, no son psicópatas seriales
solo un simple puñado de hombres ambiciosos. Sin embargo para cualquiera con
inclinaciones políticas o simplemente cívicas la trama engulle con un hilo
conductor por momentos electrizantes y por otros profundamente reflexivos.

Los que amamos a Borges y a Cortázar por definición
amamos los paralelismos que se desarrollan en distintas dimensiones y que al
final se entrelazan para crear la unicidad cósmica.

Por lo tanto vale la pena leer esta novela para
deconstruir de alguna manera sus elementos y someterlos a un análisis de
rigurosa prospectiva (simplemente literaria diría yo).

Un país latinoamericano rico en recursos naturales, un
liderazgo de tintes mesiánicos, un populismo miope que se queda cada vez más
ciego tras las oscuras gafas el autoritarismo y la radicalización ideológica,
una política marcadamente estatista sin un rumbo económico claro o al menos
viable, una oligarquía económica bien consolidada a la cual se le fustiga
innecesariamente y que solo sirve para los intereses propagandísticos del
régimen, un prominente empresario asesinado ¿Alguien se acuerda de Don Eugenio
Garza Sada? La soberbia de reescribir la historia a partir de un presente
idílico llamado “Estado Novo” en Brasil o tal vez “Cuarta transformación” en
algún otro lado.

Es una novela negra que se está escribiendo y que no
se escribe aún, solo se vislumbra con mucha claridad.

Señor Director del FCE, en algunos años, no muchos, su
conciencia le pegará de gritos, tal vez de alaridos, ojalá tenga los arrestos
(yo creo que sí) para hacerle caso.    

————————————————-

(1).-
Máximo galardón que otorgan conjuntamente los gobiernos de Brasil y Portugal
destinado a los autores literarios que por el conjunto literaria hayan
realizado una aportación sobresaliente al enriquecimiento de las letras y la
cultura en lengua portuguesa.

(2).-
Escritor, guionista y director de cine estadounidense, nacido en Newark New
Jersey el 3 de febrero de 1947.

Francisco Solís Peón
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