Y el niño se despertó y el capote seguía allí. Se trataba de una seda de ilusión y de toreo que provocaba en el pequeño más de una sonrisa. Estaba enfermo, el niño, sufría una dolencia que le confinaba a la cama varios días. Y nunca se quejaba. Era luchador y fuerte, un niño de fe y esperanza..
Cuando cayó en el sueño otra vez soñó. Y qué sueño tan bonito. El capote lo hacía danzar con suavidad Joselito el Gallo en la Alameda de Hércules. O Morante en La Puebla del Río… Talavante le dibujaba alma y arte cuando lo cogía con su magia. El Eterno Manzanares era capa y ritmo..
El capote en el sueño escribía en rosa y ole verónicas de arrebato y torería.. Una vez con Rafael de Paula, otra con David Silveti, una tercera vez con Manolete.. Qué sueño tan lindo! El capote le susurró al poeta que escribiera algo hermoso.. y el poeta así lo hizo: elogiaba lo que era auténtico!
Dedicado a cada niño en lucha con una enfermedad. Fuerza!
A los toreros mencionados
A mi mago
A Luis
A los capotes
A las personas que escriben y que crean personajes y situaciones, no a los “yo-istas”..
A Sevilla, a mis sevillanos
Y a la gente de ley
En Brión, víspera de Santa Minia