El 21 de noviembre de 2024, se cumplieron 30 años desde que Susan Smith, originaria de Carolina del Sur, fue condenada por el asesinato de sus dos hijos, Michael y Alex, de 3 años y 14 meses respectivamente. En 1994, Smith denunció falsamente que un hombre afroamericano había secuestrado a sus hijos durante un supuesto robo de su vehículo. Sin embargo, tras una intensa búsqueda y cobertura mediática, confesó haber dejado que su automóvil rodara hacia el lago John D. Long con sus hijos en su interior, provocando su muerte por ahogamiento.
Durante su juicio en 1995, la defensa argumentó que Smith padecía problemas de salud mental que afectaron su juicio en el momento del crimen. A pesar de estos argumentos, fue sentenciada a cadena perpetua con posibilidad de libertad condicional después de 30 años.
En noviembre de 2024, Smith solicitó su libertad condicional, expresando remordimiento y afirmando que su fe cristiana le ha brindado perdón. Sin embargo, su exesposo, David Smith, se opuso firmemente a su liberación, declarando que ella “deliberadamente mató” a sus hijos y cuestionando su rehabilitación. El 20 de noviembre de 2024, la junta de libertad condicional negó su solicitud, citando la gravedad de sus acciones y su historial de conducta en prisión, que incluye infracciones por uso de drogas y relaciones inapropiadas con el personal penitenciario.
Este caso continúa siendo un recordatorio impactante de los eventos que conmocionaron a la nación hace tres décadas, y la reciente decisión de la junta reafirma la seriedad con la que se trata este trágico episodio en la historia criminal de Estados Unidos.