Por: Marco Antonio Cortez Navarrete.
Debo comenzar reconociendo que no todo está perdido. En mi artículo anterior hablé acerca de lo preparado que estaría el país en caso de que se presentarán decenas o tal vez cientos de casos del famoso coronavirus y la verdad es que esta situación, afortunadamente, no ha sucedido y esperamos nunca suceda.
Cifras oficiales hablan de seis casos oficiales (tal vez haya más por ahí extraviados pero confiemos que no sea así) por lo menos hasta que haya una vacuna para mitigar a este fenómeno de salud mundial.
Dije que no todo está perdido porque en las famosas mañaneras del presidente Lopez Obrador ha surgido la imagen de una persona que proyecta confianza, conocimiento y experiencia: Hugo López-Gatell, un subsecretario de salud que ha destacado por mucho de entre la estela de funcionarios que han acompañado al jefe de la nación en este fenómeno mediático único en su tipo a nivel mundial ya que, hasta donde se sabe, no hay otro mandatario que como Lopez Obrador se pare ante comunicadores de todos colores y sabores un promedio de 2.30 horas de lunes a viernes y amague en llevar esta estrategia a los fines de semana.
Muy por encima del secretario de salud, Jorge Alcocer Varela, el joven subsecretario ha dado la cara y respondido todos y cada uno de los cuestionamientos y dudas de propios y extraños al grado de minimizar por no decir, subestimar, el potencial y alcance del virus que surgió en China, un país con 1,300 millones de habitantes que comen tres veces al día recurriendo a casi todo lo que se mueva, sin importar si son roedores, canes, insectos y/o murciélagos, especie a la que muchos expertos culpan del virus que llegó al humano.
Una duda nada más es que por ahí leí que en caso de una masificación de la enfermedad la secretaría solo tiene capacidad para atender a unas 300 mil personas. Esperamos no suceda. Y creo la SS debería ya estar desarrollando algún medicamento o vacuna contra el problema, pero bueno, démosle tiempo al tiempo. Ahí están las universidades y centros de investigación supongo trabajando con los pocos recursos para lograr lo que al parecer nadie ha logrado, salvo los israelíes según entiendo.
Pero, si nos fijamos, el tema del coronavirus ha mermado gradualmente en los medios que ahora se centran en el avión presidencial que será rifado y no, es decir, hay boletos de la lotería con un avión que si usted sale premiado no se lo darán u si en cambio 20 millones de pesos por cada uno de los boletos premiados de entre 6 millones, uf, como cuesta entender esto. ¿Se volvió circo o negocio? No lo sé, pero el avión seguirá varado costándole a usted y a mi y en torno a él una danza de millones de pesos.
En fin. El presidente postergó la distribución de los boletos de la rifa del famoso avión porque no se acordó que el 9 de marzo hay un paro nacional de mujeres en protesta de las victimas de la violencia implacable que azota a todos los mexicanos. El tema es que algunos comunicadores ya mostraron incluso que compraron sus cachitos en tanto en las oficinas de la lotería nacional se asegura que su distribución será después del 9 de marzo. Otro tema realmente complejo de entender.
Y un tercer tema son las mañaneras – si señor- esas donde el presidente sale y cual director de orquesta sinfónica, batuta en mano, marca el ritmo de los temas económicos políticos y sociales mezclándolos una y otra vez con conceptos relativos al conservadurismo, liberalismo y democracia. Pues bien más allá de la temáticas relacionadas a las finanzas públicas, seguridad, economía, empleo, becas, hospitales, medicinas, evasión de impuestos, etc, etc, está semana destacó por encima de todo lo anterior la reacción, quejas y demandas de periodistas encargados de cubrir la fuente.
Entren estos casos sobresalen dos, una de valiente comunicadora y activista que encaró al jefe del ejecutivo y luego a un supuesto colega que pidió se le investigara -junto a otros ex gobernantes y periodistas- por recibir financiamiento del millonario George Soros. ¿Qué tal?
Y la otra colega que valientemente se puso de pie y acusó de amenazas a un sujeto (bloguero dicen algunos medios) que estaba sentado literalmente a su izquierda con una risa sarcástica y burlona como pocas veces se observa en ese evento presidencial.
A todo esto el presidente -literalmente- no supo o pudo responder y se acató a decir que lo mejor era que limaran asperezas y de la llevarán en paz.
Este viernes, al salir a dar su conferencia, lo primero que hizo el gobernante tabasqueño fue levantar las dos manos con la señal de amor y paz. ¿Que se resolvió, finalmente, aún no lo sé?
Como dijo uno de los personajes de Hector Suárez ¿qué nos pasa? ¿qué está pasando en las mañaneras y…en Mexico?
COLOFÓN
Y para terminar ¿pregunto? ¿y el Tren Maya?…
En fin vivimos un Mexico que cuesta mucho entender.
Hasta la próxima