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El Cruz Azul y el Peje

Raul Arceo Alonzo
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El prometedor inicio del Cruz Azul en las tres primeras jornadas de la liga y en las dos de copa, ha renovado los ánimos de sus seguidores y una vez más ha generado la expectativa de que ahora “sí se puede”, “este año es el bueno”. Me confieso seguidor de la ¨máquina” -sospecho que con cierto placer masoquista- y cada inicio de campeonato comparto con los millones de aficionados las esperanzas y una Fe inquebrantable tal vez comparable al Abraham de la Biblia que les anima a “esperar contra toda esperanza”.

Con los inicios de los sexenios presidenciales es más o menos lo mismo, y en este en particular la esperanza se ha desbordado. Hay una expectación enorme, grandísima y hasta ingenua -igualito que con el Cruz Azul- diría yo, de que este sexenio va a ser el del impulso del país, de que esta vez los mexicanos no se equivocaron. El arrasador triunfo de AMLO, con más del 53% de los votos de los electores que acudieron a las urnas, implica que tantos mexicanos no pueden estar equivocados.

En ambos casos el alcance de las promesas es enorme, la Fe renovada, el sentimiento genuino e ingenuo de que los triunfos de unos y otros (Cruz Azul y AMLO), nos van a traer beneficios largamente esperados.

La diferencia es que lo que haga el Cruz Azul le importa a unos cuantos millones de mexicanos, y en todo caso, si no gana el campeonato -como ha pasado en los últimos veinte años- no pasará más de una decepción más para sus tan sufridos y estoicos -y masoquistas- seguidores; en cambio si AMLO no cumple las expectativas, el impacto es para todos los mexicanos, tanto en el país como en el extranjero.

La diferencia es que alinear a Cauteruccio o a Caraglio en la delantera nos puede gustar o no pero no pasa de eso, en cambio alinear a Bartlett o a Bejarano repercute en las políticas públicas y en el manejo de los recursos públicos; la diferencia es que jugar un 4-3-3 0 un 4-2-2 es menos dañino que pretender (des) organizar al gobierno mandándolo a los estados; que poner a Peláez en la dirección deportiva no es lo mismo que poner a Bartlett en la dirección de la CFE; que contratar un “petardo” como “Marañao” nunca será lo mismo que incorporar a Ana Guevara en la CONADE, a quin nadie la niega sus excelentes logros como atleta, pero que no tiene el perfil para dirigir el deporte nacional.  

Los seguidores del Cruz Azul, podemos soportar con sufrimiento espartano que pasen otros 5 o 10 años sin campeonatos, al cabo que somos “resilientes”, como se dice para estar a la moda. Pero el país no va a poder soportar un sexenio de promesas huecas y la implantación de la dádiva como política pública generalizada.

Los millones de mexicanos que eligieron a Andrés Manuel esperan resultados en el juego que vale que es de la realidad. Deseamos para bien del país, que esta nueva alineación aterrice lo que hasta ahora han sido anuncios espectaculares y gambetas para agradar a la grada.

Lo verdaderamente malo es que el entrenador Caixinha durará menos que AMLO. O lo que es aún peor, es que AMLO, al igual que Billy Álvarez, se quiera perpetuar en el poder sin dar resultados en los últimos veinte años.  

Raul Arceo Alonzo
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