Por: Cristina Padín.
Era verdad que se podía pedir un deseo al anochecer. Y cada anochecer. Y la niña así lo hacía. La primera vez salió al balcón y se inspiró bajo la luz de las estrellas. Y pidió un caballo, adoraba montar a caballo.
A la mañana siguiente apareció el caballo..
Después deseó buena nota en el examen de Química, que se le daba regular, y obtuvo un 9. Más tarde quiso una tablet mejor, el pelo rizado en lugar de liso. Una noche pidió ganar un concurso de pintura.
Y todos esos deseos se concedieron..
Antes de cenar aquel día su madre tuvo que recordarle que todavía no había pedido el deseo. Y ella le contestó que no lo haría! Era ya una pesadilla, un aburrimiento, ni siquiera había estrenado la ropa nueva!
Cenó, feliz, tortilla y ensalada. Delicioso!
Y se puso por la mañana a estudiar mucho, y obtuvo un 7 en Filosofía y se alegró! Y decidió pintar unos capotes y unas muletas, y no ganó, ganó un chico que dibujaba genial. Le conoció, era estupendo!
Trabajó duro en el campo para ayudar a los abuelos, y fue feliz cuando recogió los arándanos. Su padre le regaló una guitarra por su excelente conducta, y convenció a una amiga para apuntarse a clases…
Y entonces entendió que las cosas que se trabajan otorgan la felicidad!
A Albriux: los cuatro magníficos
A los niños que descubren cosas interesantes
Al toreo
A la guitarra española
A Librería Lenda: hoy hemos podido ya comprar libros en ella.. qué maravillosas son las librerías
A Luis
A la verdad y a las estrellas..