Por Guillermo Vázquez Handall
La idea e intención de los dirigentes nacionales de Acción Nacional, Movimiento Ciudadano y del Partido de la Revolución Democrática, Ricardo Anaya, Dante Delgado y Alejandra Barrales respectivamente, a pesar de que a cada uno de ellos les motivan intereses diferentes, no se puede escatimar, es la estrategia electoral correcta.
Sin embargo son precisamente las ambiciones personales de cada uno de los líderes de las fuerzas que lo conforman, las que ponen en un grave riesgo la viabilidad de dicha coalición.
Aun a pesar de que los consejos de los tres partidos han aprobado el formato para ir en alianza en las siguientes elecciones, todavía se debate y dirime sin una definición clara, el método de selección de candidatos a cargos de elección popular, particularmente a la presidencia de la república y a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México.
Es esta circunstancia la que no solo pone en entredicho que el frente llegue a las boletas, sino incluso que hasta su mismo nombre resulte incongruente, como ya lo hemos apuntado anteriormente en otras colaboraciones.
De ahí el sobrenombre de frente de las tres mentiras, porque ni es frente, ni es amplio y mucho menos ciudadano, más bien es un acuerdo cupular que pretende beneficiar exclusivamente a quienes lo idearon precisamente con ese propósito.
Para Ricardo Anaya, para imponerse como candidato presidencial, para Alejandra Barrales para postularse a la jefatura del gobierno de la capital del país y para Dante Delgado esencialmente para fortalecer la candidatura del alcalde Guadalajara Enrique Alfaro al gobierno de Jalisco.
Anaya podrá imponerse como candidato presidencial del PAN, pero eso no implica que en automático pueda hacerlo por el frente, sobre todo considerando que en un arreglo con el PRD, no exista la posibilidad de que su mejor carta Miguel Ángel Mancera se conforme con observar sin competir.
Más aun porque recientemente las encuestas se han modificado en favor de Mancera y en contra de Anaya, independientemente de factores como la escisión de Margarita Zavala del blanquiazul y la negativa expresa del mismo Mancera, del ex gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle y de varios gobernadores panistas, como del actual mandatario de Michoacán Silvano Aureoles de aceptar la postulación de Anaya por decreto.
En teoría y eso supondría además que por lógica indiscutible, para que el frente integrado por estas tres fuerzas tuviera oportunidad real de competir por la presidencia, su proceso de selección debería ser congruente con el principio que oferta.
Se trata entre otras cosas, de otorgarle a sus principales candidaturas una característica de pluralidad, de decisión democrática incluyente que por añadidura le brindaría la solidez de una legitimidad a toda prueba, por consiguiente un prestigio que en estas condiciones seria una herramienta muy poderosa.
Pero parece que eso no es más atractivo que las ambiciones producto de apetitos personales, que ponen en segundo plano la estrategia política y naturalmente la eficiencia y productividad del formato.
De muy poco le va a servir a este frente de las tres mentiras, aun si logra persistir hasta el inicio de la campaña, llegar al momento crucial con rebeliones internas que van a propiciar pactos para una guerra intestina.
Por ello no dejó de llamar la atención la reunión que sostuvieron la semana pasada en un restaurante de Polanco, Margarita Zavala, Rafael Moreno Valle y Miguel Ángel Mancera.
Es evidente que más allá de la cordialidad, el encuentro persigue un objetivo fundamental que no puede ser otro que establecer posicionamientos respecto de las candidaturas que habrán de emanar del frente.
Que esto supone una alianza pero para detener las aspiraciones presidenciales de Anaya, en el caso de Margarita Zavala por simple desquite y en los de Mancera y Moreno Valle mediante un pacto que el mismo Anaya propicio con su cerrazón.
Para Moreno Valle será mucho más sencillo lograr un equilibrio con Mancera que con Anaya, que ya demostró consistente y fehacientemente que lo suyo no es precisamente el dialogo y la negociación.
Visto así no sería difícil imaginar que muy pronto se desate una nueva ofensiva en contra del presidente de Acción Nacional, básicamente exigiéndole que abra el proceso de designación, desde el interior del PAN a través de la influencia de Moreno Valle y lo que le queda a Margarita Zavala y desde el interior del PRD bajo la poderosa influencia de Mancera.
Todo ello con una clara posición, mediante la cual todas expresiones y grupos que los respaldan y que no son pocos, se manifiesten a favor de la postulación de Miguel Ángel Mancera, lo que propiciara en un autentico paradigma.
Es decir la permanencia y sobrevivencia del frente sin Anaya o simplemente su separación para que este sea el candidato de Acción Nacional y para que Mancera lo sea del PRD.