La Revista

El gobierno federal trastoca la constitución general, la ley de educación elemental y la normatividad en libros de texto

Facetas de México

Por: Pascacio Taboada Cortina y Jorge Martínez Cedillo

  • No
    se realizó ninguna consulta para elaborar los programas de estudio
  • La
    Asociación Nacional de Padres de Familia, interpuso un amparo ante autoridad de
    justicia competente

En las últimas dos semanas se ha desatado en gran parte del
país, una enconada discusión entre los distintos sectores relacionados con la
preparación, contenidos y distribución “secreta”, de los Libros de Texto Gratuitos,
para enseñanza primaria y secundaria.

Se acusa al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, de
romper la normatividad relacionada con la modificación de los contenidos, sin
consultar de los cambios a la Asociación de Padres de Familia, al Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación, a los consultores y expertos en la
materia y a los gobernadores de los estados de la República.

 “Los libros de texto
no son documentos caprichosos, sino que deben responder a los distintos
programas de estudio, sobre todo de la educación básica”, opinan expertos asombrados
por la rapidez con la que se pretende distribuir los millones de libros
modificados “en lo oscurito”, para el próximo ciclo escolar, a iniciarse el
próximo 28 de agosto de este año.

Por principio, la Secretaría de Educación Pública (SEP) no
realizó ninguna consulta para elaborar los programas de estudio y tampoco ha
publicado los programas en el marco del Plan Nacional de Educación de esos
programas. Es decir, no hay nuevos programas de estudio.

El Artículo Tercero de la Constitución y la Ley General de
Educación en particular, son resultado de muchos años de lecciones educativas
para lograr consensos, con el propósito de que, la educación, no sea una
imposición, sino que se aplique en la práctica, en un esquema compartido entre
los distintos sectores que intervienen en la planeación escolar.

Todo el esquema de preparación y edición de los nuevos textos
escolares, ha sido “un plan con maña”, empezando por la nula capacitación del
magisterio nacional, frente a cambios en los contenidos escolares. Por supuesto
que no ha habido “pruebas piloto” previas, a fin de corregir posibles errores
–que hay en abundancia en la nueva edición—y, en consecuencia, hacer ajustes
antes de iniciar el nuevo ciclo escolar.

Es de señalar que todo el proceso documental de los nuevos
libros, de cómo se crearon o de qué métodos se valieron las autoridades de la
Secretaría de Educación Pública para “meter mano” a los contenidos, y de qué
manera se capacitó a los maestros de las escuelas primarias y secundarias de
todo el país, “ha quedado reservada hasta por un periodo de cinco años”.

En realidad, no se trata de que el tiempo “se les haya venido
encima” a las autoridades de la SEP, sino que, una vez que se supo de las
intenciones de las autoridades educativas, a principios de julio, la Asociación
Nacional de Padres de Familia, interpuso un amparo ante autoridad de justicia
competente, y consiguió una suspensión definitiva. No hizo lo propio antes,
porque todo permaneció en secreto.

Un juez ordenó a la Secretaría de Educación Pública frenar
todo el proceso, e instruyó que se debían revisar los programas educativos y
verificar el contenido de los libros, antes de que se entregaran para su
distribución masiva. El resultado fue que imperó el criterio del presidente de
la República, López Obrador y, desde el 12 de julio próximo pasado, se inició la
distribución a nivel nacional, salvo en los estados de Guanajuato y Jalisco,
mientras que en Chihuahua se procedía a seguir la misma línea de suspensión.

Entre millones de maestros y padres de familia, existe una
gran preocupación por el desconocimiento de qué pretende el gobierno de López
Obrador, cuando escasamente le queda un año de gobierno, sobre todo que las
modificaciones de los libros se ubican en Matemáticas, Geografía y Ciencias
Biológicas, cuya enseñanza será mínima y distorsionada; aumentará en Ciencias
Sociales, sin precisar cuál será la ruta.

El actual director general de Materiales Educativos de la
SEP, Marx Arriaga (no se sabe su segundo apellido, al parecer no tiene madre)
acusa que quienes desean frenar la distribución de los Libros de Texto
Gratuitos, son pseudo-intelectuales, y ha menospreciado a expertos y
especialistas en materia de educación. El 28 de julio, el presidente afirmó que
“los libros de texto se distribuirán, y esta orden se cumplirá incluso en
desobediencia a una orden judicial”.

La educación en todos los sentidos en la administración de
López Obrador, sobre todo en el ámbito de la Secretaría de Educación Pública,
ha sido un verdadero desastre. Los titulares de esta dependencia, cambiaron
hasta en tres ocasiones. Inició el sexenio Esteban Moctezuma Barragán.
Sencillamente no funcionó en esa encomienda presidencial. Ahora mismo es
embajador de México en Estados Unidos, sin nada sobresaliente.

Lo sustituyó en la conducción de la SEP, la profesora de
Primaria, Delfina Gómez Álvarez (sin ningún parentesco con Pablo Gómez Álvarez,
el flamante fiscal de la UIF, Unidad de Investigación Financiera, del gobierno
federal) y muy capaz fósil por muchos años en la otrora “Escuela Nacional de
Economía” de la UNAM).

La maestra Delfina “no dio una”, y salió frustrada por no
haber podido descontar parte del sueldo de los profesores –como lo hizo con los
trabajadores del Municipio de Texcoco, cuando ocupó la Presidencia Municipal—a
fin de aumentar los caudales para la “coperacha”. Pronto “aterrizará” en la
gubernatura del estado de México.

Otra maestra llegó a la titularidad de la SEP, Leticia
Ramírez Amaya, sin haber realizado méritos profesionales en materia educativa.
Fue directora de Gestión Administrativa en la Oficina de la Presidencia, en
Palacio Nacional.

Ha tenido que “tragar sapos” por la imposición de Marx
Arriaga como director general de Materiales Educativos de la SEP, ayudado por
un ciudadano venezolano Sady Arturo Loaiza, especialista en doctrina socialista
(decir comunista sería mucha pretensión), aprendida durante años y años con
Chávez y Maduro. El primero fallecido como presidente de Venezuela hace algunos
años, y el segundo, actual mandamás en el país sudamericano.

Loaiza fue director en su natal Venezuela de la Biblioteca
Nacional de Venezuela y del Sistema Nacional de Bibliotecas.

Durante todo el tiempo de gobierno de López Obrador, no ha
habido ninguna evaluación de programas o algo parecido, de “La Escuela es
Nuestra”. Tampoco del valor y de la cantidad de becas para estudiantes de
escasos recursos económicos. Igualmente, no se sabe qué ha pasado con las
“Universidades Benito Juárez”.

Estos son algunos ejemplos de los errores contenidos en los
nuevos libros de texto: en el libro Nuestros Saberes para tercer año de
primaria se señala en la página 18 que el Benemérito de las Américas Benito
Juárez García nació el 18 de marzo de 1806 y no el 21 de marzo fecha real de su
natalicio.

En el mapa
de la República mexicana se documenta que el estado de Guanajuato es Querétaro
y Querétaro es Guanajuato, mientras que en el libro de matemáticas existen
cuantiosos errores en conceptos y términos científicos.

Para finalizar, durante la pandemia de Covid 19, de un total
de niños que cursaban la instrucción primaria, de 25 millones de alumnos,
transcurridos dos años y medio de precaución, no regresaron a las aulas
alrededor de 5 millones de estudiantes. De ese saldo, el señor presidente no ha
hecho ningún comentario.

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