Por Mtro. Enrique de la Madrid Cordero
Los efectos del cambio climático son una realidad y se prevé que cada vez sean más notorios, violentos y costosos. El tiempo se nos acaba y no hemos hecho lo suficiente para cumplir con las metas de reducción de emisiones contaminantes a nivel global.
El cambio climático es el problema ambiental más serio que enfrenta la humanidad y se originó, principalmente, porque la composición de la atmósfera ha cambiado por la quema de combustibles fósiles y la deforestación, lo que ha calentado al planeta.
El clima es tan complejo que es muy difícil predecir los efectos que producirá al cambiar. No obstante, de acuerdo con el doctor Mario Molina, premio Nobel de química, hay una probabilidad de entre 20 a 25% de que la temperatura aumente hasta 5 grados si no cambiamos nuestros hábitos de consumo y producción. Eso sería desastroso, devastador para todos.
La temperatura promedio del planeta ya subió un grado centígrado con respecto a la era preindustrial. Todo parece indicar que el incremento mínimo al que llegaremos será de un grado y medio, no nos podemos dar el lujo de que pase de dos.
Debemos recordar que el calentamiento global no crece de forma lineal. Los mecanismos que lo causan se retroalimentan, haciendo que el cambio sea exponencial y muy peligroso. Por ejemplo, hay metano congelado y atrapado en la tierra, conforme se calienta la superficie y se libera el metano, el efecto invernadero crece y se incrementa el calentamiento global. Ese es sólo uno de varios mecanismos que están amplificando todos los aspectos negativos del clima. La comunidad científica se ha dado cuenta de que la situación es más peligrosa de lo que se pensaba anteriormente.
Los efectos ya los estamos viviendo. En algunos lugares de África, el aumento de la temperatura ha acabado con la humedad del medio ambiente y de la tierra, lo que está obligando a la gente a emigrar a Europa. En Centroamérica, las sequías también han afectado la productividad agrícola, lo que ha contribuido a la migración.
El hermoso Caribe mexicano recibe cada vez más sargazo que huele mal y ahuyenta turistas. El sargazo son algas rojizas y cafés que abundan primordialmente en océanos cálidos porque ahí se reproducen mejor. Su incremento se debe a tres factores, una mayor temperatura superficial en el océano Atlántico; un cambio en las corrientes marinas que llevan hacia el sargazo más fertilizantes, los cuales son alimento para las algas; y un cambio en los vientos alisios que favorece el arribo del sargazo a nuestras costas. Los tres factores son consecuencia del cambio climático.
El aumento del dióxido de carbono en el mar está incrementando el nivel de acidez, lo cual ha afectado a la producción pesquera.
El calor también ha hecho que se expanda la zona de transmisión de enfermedades por mosquitos, como el dengue, que ha llegado a zonas que antes eran templadas, asimismo ha contribuido al incremento de enfermedades gastrointestinales.
En el futuro sufriremos de mayores consecuencias porque una gran cantidad de procesos naturales seguirán cambiando y pronto será muy difícil no notarlo. Está cambiando la reproducción de muchas especies, el viento, la lluvia, corrientes marinas, oleadas de calor, temperaturas extremas cada vez más constantes y el peligroso incremento del nivel del mar que pronto van a desaparecer algunas islas.
En México, se espera que el mar cubra entre un kilómetro y kilómetro y medio de lo que hoy es tierra si la temperatura del planeta aumenta aproximadamente 2 grados. La gran mayoría de la zona hotelera de Cancún mide de ancho menos de medio kilómetro. Las zonas hoteleras en las costas de los principales destinos de México están a menos de un kilómetro de la playa.
Muchas personas no están suficientemente alarmadas porque desconocen o minimizan la conexión que hay entre el calentamiento global, el cambio climático o la contaminación ambiental con su bienestar, se considera algo lejano. No es lejano, es algo que ya nos está afectando a todos y desafortunadamente vamos por mal camino.
Si todo el mundo cumpliera al 100% las metas que se propusieron para reducir las emisiones de contaminantes, no es suficiente, nos quedamos cortos. Adicional a las promesas, hay que reducir todavía otras 26 gigatoneladas de gases de efecto invernadero para no calentar el planeta dos grados centígrados sobre el nivel preindustrial. 26 gigatoneladas es mucho, representa 26 veces las emisiones totales del sector transporte en la Unión Europea. Nos falta mucho por hacer y en muy poco tiempo.