Por: Cristina Padín
Muchos años después recordarían aquella tarde… iban a
narrar El cuento de Luis pero tras la noticia contaron El Juli…
Un niño alegre, no como muchos que ahora abundan, llenos de caprichos
y de escasa educación; un niño feliz y fuerte. Fuerte como una roca, firme como
la verdad.. Torero desde la infancia más temprana… una vaquilla y un traje de
Comunión, una decisión y un camino.
Y qué camino! El mejor…
México. Así se siente México. Crecer. Subir diez peldaños en
uno. Saber lo que es el esfuerzo. Sentir. Sentir las luces en el alma y el
toreo en la piel. Danzar contra el miedo. Saber. Aprender. Escuchar. La
humildad más honesta en esa mirada sincera. Feligrés. Ser uno mismo. Ser siempre
igual. Igual de crack!
La humildad…
El Juli y una carrera de sobresalientes. El Juli y su
presencia infinita. Serena. El Juli y la verdad. El temple. Tarde tras tarde. Capote
y muleta. Cualquier tontito del clavel presumiendo de tonterías, Julián siempre
discreto. Sobrio. Alegre. Sin vanagloriarse. Un grande en la grandeza.
Como afirma Román… muchos quisieron ser El Juli…
De El Juli se puede aprender mucho, sobre todo ese saber
estar que tanto falta hoy
En esta semana difícil esta noticia nos deja tristes
Gracias por tanto, Juli, gracias por tanto
A Manoli, Juli, Ignacio y Manuela. A familia. Y a los niños
A Ale y a la cuadrilla
Al toreo
A la humildad, a la verdad, y a los valientes
A mi Luis
A Carlos
A julistas
A los M
Y a Alejandro Sanz, le veo hoy
