Lo encontró en la calle al regresar de clase.. Se trataba de un lápiz pequeño, delgado, y de color blanco. Insignificante… pero a la vez con magia, con algo. Lo llevó a casa. La tarde transcurrió con normalidad y se durmió muy pronto: el ballet, estudiar, la hora de piano… estaba agotada!
Soñó que el lápiz encontraba uno de sus cuadernos preferidos, uno rosa con estampado militar, y escribía un soneto. Era francamente hermoso, trataba sobre la dureza de la soledad.. sobre unos ancianos abandonados en una especie de isla. Era triste y duro, bello en su crudeza…
Al día siguiente acudió a la residencia de ancianos a recitarles poemas… lo haría una o dos veces al mes.. Fue algo muy bonito!
Se durmió pronto, también. Era la típica niña muy activa con intereses muy diversos. Soñó que el lápiz dibujaba en la pared. Dibujaba una plaza de toros, varios capotes y muletas, muchas cajas con juguetes… Se despertó entusiasmada… Ya sabía lo que iba a hacer…
Esa tarde llamó a su tío Pepe. Se pusieron de acuerdo para organizar una becerrada por san Andrés. Cada asistente tendría que llevar un juguete… Se entregaría a niños en precariedad económica…
El jueves leyó un rato antes de dormirse y deseó soñar que el lápiz hacía algo sobre el niño morantista o sobre patinar en hielo. El niño morantista era tremendamente especial y Lourdes le adoraba… y patinar en hielo era genial! Y podía ser mejor si se unía a la aventura Pablo… Taaaaan mono!
El lápiz no estaba ya en el dormitorio. Lourdes, durmiendo, pensaba en escribir un cuento sobre él…
Dedicado a mi querida Lourdes
A Luis
Al niño morantista
A Pepe
A la magia
A mi mago
A las personas con creatividad
A las personas generosas
Y sobre todo a las personas que tratan bien a los ancianos
A los becerristas
