La Revista

El Mejor Papá/Mamá del Mundo

Jorge Valladares Sánchez
Jorge Valladares Sánchez
Sígueme en redes sociales:

Por: Jorge Valladares Sánchez.*

En Facebook y en Youtube: Dr. Jorge Valladares.

El Mejor Papá/Mamá del Mundo
Reiniciamos…

Ando contento. Luego de otros roles y con todo lo construido en décadas estamos a punto de reiniciar un nuevo grupo de Club de Padres, a partir de la invitación que hace dos meses hice. Papás y Mamás que desean compartir y consideran útil una asesoría y acompañamiento psicológico.

Para celebrar este retorno, no tiene costo, si crees que a tu familia pueda servirle solicita participar escribiendo al correo dr.jorge.valladares@gmail.com, ¡pronto! Si quieres integrarte, o luego en 3 meses volveremos a generar esta oportunidad.

Creo que podemos empezar por retomar una frase que la mayoría de los papás y mamás hemos recibido como generoso regalo de nuestros hijos/as: ¡Eres el/la mejor del mundo! Mayoritariamente en momentos de brindar una alegría especial, de un día de celebración o cuando ya empezamos la trayectoria alcanza para que la balanza se incline un poco a nuestro favor, tras la adolescencia y las primeras luchas de nuestra prole por adaptarse al mundo adulto.

Tomo esa frase para generar una pregunta provocadora y sumarla a frases en el mismo tenor que compartí en esa publicación, amablemente compartida por La Revista Peninsular, hace 8 semanas. ¿Ha pasado por tu mente creer que lo eres? Repasemos lo que queda para ti, para tu autoevaluación, quitando el gasto hecho en el regalo, gusto o sorpresa, ignorando que sea Día del Padre/Madre o Navidad o tu cumpleaños o aprovechando el momento de conciencia, reflexión o gratitud que les lleva a decirlo…

Un poco jugando, un poco buscando que sirva, y un mucho propiciando ideas o acciones que te lleven a dar mejores elementos para la autosuficiencia de tus hijos/as y la armonía en tu familia, vamos a revisar la idea. Porque sería hermoso que sí te haga sentido la frase y maravilloso que tuvieras claridad de porqué y fueras tú mismo quien lo afirme, por lo menos en una versión que para ti refleje todo tu valor y dedicación en la tarea.

Retomo aquellas frases provocadoras para invitarte de nuevo a pensar en ellas y analizar un poco la segunda, que creo que nos da camino para el tema de hoy. 1. No existe una escuela para padres. 2. Nadie me enseñó a ser padre/madre. 3. Los padres/madres deben ser amigos de sus hijos/as. 4. Debemos aplicar la disciplina con amor. 5. Ser padres democráticos es la mejor opción para nuestros hijos. 6. Nadie va a decirme cómo educar a mi hijo/a. 7. “Un día agradecerás que hoy te haga llorar”. 8. Los abuelos están para consentir. 9. No hay madre/padre que no dé la vida por sus hijos/as.

De primera mano, cabe pensar que si no acudí a una formación formal, ni tuve alguien que se dedicará de forma y por tiempo sensato a aleccionarme en cuanto a ejercer la parentalidad o ni siquiera he tomado un curso dedicado a la crianza, pues sí, vale creer que nadie nos enseña a ser papás/mamás. Puede haber quien sí haya pasado por alguna de estas experiencias, pero aun así cabe pensar que la amplitud, complejidad y duración del rol no alcanza para asumir que con ello ya se tuvo la formación necesaria.

En una segunda pasada podemos ver que la frase se usa con mucha más frecuencia para justificar las dudas o francos errores producto de esa falta de formación, capacitación o habilitación, al menos, que en otros rubros donde tampoco se recibe. Podemos en un sentido matizado, pero equivalente, pensar que nadie nos enseña a ser ciudadanos, hombres o mujeres, humanos o buenos integrantes de nuestra vecindad e incluso aspectos más cuestionables como ser expresivos, felices, estudiantes, exitosos o amorosos. Entonces porqué esta frase cabe tan bien en la parentalidad, pero no en otras cualidades en las que también podemos mostrar deficiencias, pero no las justificamos por esa ausencia.

Y con una tercera vista, podemos añadir que la preparación formal para un rol no es la única vía para aprenderlo. Mucho de lo mencionado se aprende al grado que lo logramos aprender de manera informal o asistemática con recursos como leer, ver modelos, conversar con otras personas que lo hacen o lo intentan, ensayo y error, ahora hasta “tutoriales” en video hay para TODO. Y de hecho, la gran mayoría de las personas que un día se convierten en mamá o papá toda la vida han tenido un modelo y frecuentemente muchos de cómo se ejerce eso. O sea, que sí, hemos aprendido de algún lado, aunque sea cierto que es raro que alguien se haya aplicado decididamente a enseñarnos.

Como también es cierto que muy pocas personas estarían en la disposición de pagar lo necesario para aprender, o por lo menos dedicar el tiempo y esfuerzo que se requeriría. El de mamá o papá es un título que se adquiere con independencia del grado de formación; con lo que sea que se entienda o se haya aprendido antes, y para ejercerlo por el resto de la vida, incluso por ausencia. Y… tampoco es indispensable, llevamos siglos funcionando de este modo.

Así que el punto no está en si alguien nos enseña; sino el punto en el que estamos y lo que estamos en disposición de hacer para avanzar en ello.

Independientemente de los sentimientos, prioridades y ganas de quien ejercer la parentalidad, hay un efecto e importancia innegable de este rol. Todos requerimos en muy alta o alta medida de alguien que lo ejerza. Y precisamente cada papá o mamá, afirmo, está en la mejor posición (en momento y amor) para brindar a los hijos/as lo que llamo las bases formativas para que los hijos sean autosuficientes, y allí lo crucial que son para fortalecer la educación y la vida en sociedad.

Sí, se siente padrísimo/madrísima, je, te digan que en algo en lo que ni te formaste y tienes tantas dudas te digan que eres el mejor, al menos en el mundo personal de alguien, quizá por el esfuerzo que muchos dedicamos a tal empresa. Pero propongo añadir que ese logro tiene mayor sentido cuando nos enfocamos a ser más papá o más mamá.

Creo que con esta reflexión podemos en colectivo empezar a andar hacia mejores efectos en lo que nos toca con nuestros hijos/as. Pasando por las siguientes posibilidades previas, para llegar al punto del enfoque y acción que mejor sirva.

La palabra MEJOR es un comparativo de bueno, o sea es más bueno, que bueno. Definitivamente no se trata de ser MEJOR que otros padres, aunque sea un consuelo frecuente hacer dichas comparaciones; es demasiado complejo poder hacer una comparación válida en ello. Tiene mejor enfoque pensar en si estamos haciendo mejor las cosas ahora que antes; aunque las edades y condiciones son cambiantes por naturaleza y es difícil saber hasta dónde las mejoras se atribuyen a nuestro crecimiento o preparación. Y quizá sirva pensarle un poquito a si estamos haciendo como padres más por nuestros hijos que lo que la pura dinámica de convivencia con un ser en desarrollo genera; o sea sí damos lo que nos toca como padres o sólo estamos recibiendo los beneficios vitales de tener hijos.

Así que empecemos a poner en palabras o frases sencillas, claras y prácticas lo que implica ser papá o mamá. Y entonces poder tener unas ideas puntuales de lo que es bueno en ello. Para entonces poder transitar hacia la cima del MEJOR.

Lo pongo aquí para reflexión, y confío podremos irlo desarrollando. En parte ser papá podría entenderse al comparar el rol de formador con el de la persona que se está formando (el hijo) y de allí entender lo que nos toca y empezar a especular lo que tenemos que lograr. A veces, cada vez menos, ser papá se va definiendo por comparación o franco contraste con lo que es ser mamá. E igual una idea que merece suficiente atención es si para entender lo que es ser papá o mamá nos centramos en la palabra SER como algo que puede distinguirse, claro, del no ser, pero con mucha utilidad del significado de simplemente estar.

Y complemento. Si encontramos las primeras o claras respuestas a esa reflexión, podemos dar un paso más y pensarle… ¿Cuánto de lo que soy como papá o mamá está explicado simplemente por lo que yo soy como persona y mi parentalidad reflejo simple de ello? ¿Cuánto es producto del hijo/a/os/as que tengo y no de mí? O de la familia en su sentido nuclear o amplio… ¿Cuánto o qué realmente puedo atribuirlo a la época o tiempos que estamos viviendo? Desde hace más de 20 siglos se tiene registro de la frase: “esta juventud de ahora”… y nos seguimos quejando de la brecha generacional, o ahora tecnológica. ¿Cuánto y qué realmente está determinado por los recursos personales, sociales y económicos de que disponemos para ejercer la parentalidad? Y ¿a cuántas y cuáles influencias podemos también darles un peso que nos permita entender lo que ha estado pasando.

La próxima vez que te digan que eres El Mejor Papá/Mamá del Mundo Mundial… te invito a que conversemos de ello, claro, luego de disfrutar lo que dura esa alegría, satisfacción o inquietud… ¡Escríbeme y Únete a Club de Padres!

—————————————–
*Jorge Valladares Sánchez
Papá, Ciudadano, Consultor.
Especialista, Maestro y Licenciado en Psicología
Doctor en Ciencias Sociales.
Doctor en Derechos Humanos.
Presidente de AME Adolescentes, A.C.

Jorge Valladares Sánchez
Jorge Valladares Sánchez
Sígueme en redes sociales:

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último