Por: Marco A. Cortez N.
Misión cumplida.
Layda Sansores San Román, gobernadora de Campeche, fue el ariete que utilizó la 4T para fracturar seriamente uno de los tres pilares sobre los cuales se cimentaba, o mejor dicho, hacia alarde de equilibrio la Alianza “Va por México”, integrada por el PAN, PRI y PRD.
El pilar fracturado de manera interna y de paso y sobre todo, externa, fue el PRI, sacudiendo a su dirigente, por cierto, campechano también, Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, quien finalmente cedió -aunque diga lo contrario- ante la variedad de métodos utilizados en el ámbito de la política mexicana.
Bien dicen que “Como México no hay dos” y como muestra este “patriótico” botón.
Quedó severamente fractura la alianza, de manera temporal, dicen, y por lo pronto las elecciones para gobernadores del Estado de México, otrora bastión del tricolor, y donde la “Delfina” de AMLO, de apellido Gómez, navega ya a toda vela y viento en popa hacia el horizonte deseado; hacia la tierra que gobernará.
Pero al desarticular a la alianza, la 4T no tan solo desactivó sino que partió a la mitad al viejo PRI, ya de por sí maltratado y maltrecho. Esta escisión en definitiva tardará en sanar y eso, precisamente eso, permitirá también a Morena construir el camino que necesita para repetir en las elecciones presidenciales de 2024.
Increíble…¿no?.
Las bancadas del PRI en las cámaras de senadores y de diputados quedaron expuestas, divididas y atolondradas, por un lado, Alito Moreno, en la cámara de diputados encabeza lo que podría definirse como “una rebelión” a la alianza, apostando de manera súbita para que el ejército permanezca en las calles del país “por el bien de la sociedad” y por otro, Miguel A. Osorio Chong, en el senado, deja en claro que el campechano no tuvo ni la gentileza de avisar y decir: “¡aguas! que ahí les va el trancazo”.
El PAN, con Marko Cortés, lanzó un ultimátum al PRI de Moreno Cárdenas advirtiéndole que su postura, idéntica a la propuesta por AMLO, no está acorde con lo pactado, y afirmó que con el PRI o sin el PRI, su partido, el blanquiazul, daría la batalla en las próximas elecciones estatales y federales.
Por lo pronto, Cortés habló de una “suspensión” de la Alianza; suspensión que se lee más bien como ruptura, quiebre o lo que sería lo mismo en el ámbito del boxeo un fulminante nocaut.
El mismísimo presidente López Obrador, AMLO, dijo en su mañanera de ayer martes que el PRI haría bien en rectificar su postura con miras a la iniciativa para mantener el ejército en las calles por un periodo más de 4 años.
Él mismo mandatario reconoció que él se equivocó cuando dijo que al llegar al poder el ejército retornaría a los cuarteles. “No sabía el tiradero que me dejaron”, justificó. Lo cierto es que cambió de opinión y hoy su Guardia Nacional, integrada ya por 100 mil elementos, con miras a llegar a 150 mil, quedaría en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) para “evitar que se corrompa como otras corporaciones creadas en gobiernos anteriores” (léase Fox, Calderón y Peña) y cuyos titulares hoy están presos o prófugos de la justicia.
La estrategia tuvo éxito. Sin duda. la 4T, aunque a muchos no les guste leer esto, limpia el camino por el que transitará hacia el refrendo de su liderazgo y permanencia en palacio nacional y la “corcholata” que elija el “pueblo”, sí, “el pueblo”, será quien ocupe la oficina donde hoy despacha AMLO que, como ya dijo, al término de su gestión se irá a su rancho en Palenque, Chiapas, y no tendrá ni teléfono, ni responderá correos o asistirá a conferencias, pero sí tendrá “los hilos” para seguir manejando el proyecto que concretó y lo llevó al poder después de muchos años.
¿Otro Salinas, en puerta?. Tal vez, no sé, el tiempo lo dirá.
