El papa León XIV nombró al obispo Ronald A. Hicks como nuevo arzobispo de Nueva York, en un movimiento que marca una nueva etapa para la Iglesia católica en Estados Unidos y su postura frente a temas sociales, en particular la migración. Hicks, de 58 años y originario de Illinois, reemplaza al cardenal Timothy Dolan, quien renunció al cargo tras cumplir la edad canónica de retiro.
Este nombramiento es considerado uno de los más significativos realizados por el pontífice desde su elección y representa un giro hacia una visión pastoral con énfasis en la inclusión y la defensa de los derechos humanos. La Arquidiócesis de Nueva York es una de las más grandes de Estados Unidos, con más de 2.5 millones de fieles, y su nuevo arzobispo asume en un momento en que las políticas migratorias y sociales generan amplios debates a nivel nacional.
Ronald Hicks ha sido descrito en medios internacionales como un líder eclesiástico cercano a las comunidades migrantes y con experiencia en labores sociales. Antes de su nombramiento en Nueva York, sirvió como obispo de la Diócesis de Joliet, Illinois, y se destacó por su participación en iniciativas de solidaridad hacia poblaciones vulnerables.
Durante su carrera, Hicks ha acompañado trabajos pastorales en América Latina y cuenta con experiencia trilingüe, lo que ha sido valorado en una arquidiócesis con una importante población hispanohablante. Según reportes, su enfoque pastoral busca enfatizar la “solidaridad con todos nuestros hermanos y hermanas” y dar voz a las comunidades afectadas por políticas migratorias que han generado controversia en Estados Unidos.
La elección de Hicks también refleja una continuidad en la dirección pastoral del papa León XIV, quien ha expresado la necesidad de una Iglesia más comprometida con los desafíos sociales de la actualidad. En ese contexto, los analistas coinciden en que se trata de una apuesta por un liderazgo que ponga el acento en la compasión y el acompañamiento de los más vulnerables, especialmente migrantes y desplazados.
El nuevo arzobispo de Nueva York asumirá varias responsabilidades clave, entre ellas continuar con la implementación de acuerdos para reparación de víctimas de abusos y promover la misión pastoral de la Iglesia en una metrópoli diversa y vibrante. Su consagración oficial está prevista para inicios de 2026, y se anticipa que su liderazgo influirá tanto en la comunidad católica estadounidense como en el diálogo de la Iglesia con las políticas públicas relacionadas con migración y justicia social.


