El Papa León XIV ha decidido abolir la Comisión para las Donaciones a la Santa Sede (Commissio de donationibus pro Sancta Sede), un órgano creado apenas en febrero de 2025 por su antecesor —el Papa Francisco— con el objetivo de incentivar contribuciones de fieles, conferencias episcopales y benefactores con miras a financiar proyectos y el funcionamiento de la Santa Sede.
Mediante un quirógrafo fechado el 29 de septiembre y publicado el 4 de diciembre, el pontífice ordena la disolución de la Comisión, el cese inmediato de sus cinco miembros, la derogación de su estatuto y cualquier reglamento que hubiese aprobado, y la transferencia de todos sus bienes a la Santa Sede.
El texto señala que esta decisión responde a recomendaciones del Consejo para la Economía de la Santa Sede, junto con el asesoramiento de expertos, y que responde a una revisión general de la estructura institucional encargada actualmente de la recaudación de fondos vaticana. A partir de ahora, la recaudación de donaciones volverá a estar a cargo de la Secretaría para la Economía de la Santa Sede, que convocará un grupo de trabajo para evaluar mecanismos alternativos más adecuados.
Este giro implica un cambio de estrategia respecto al enfoque más centralizado y proactivo de recaudación planteado por Francisco: en su momento la Comisión había sido vista como una herramienta para movilizar aportes externos y privados, en un contexto de tensiones financieras del Vaticano.
Por su parte, el Papa León XIV subraya que la cuestión de las donaciones es fundamental para el vínculo de unidad y caridad entre las iglesias particulares y la sede apostólica, pero considera que la estructura creada no respondía a los criterios de “prudencia, eficiencia y transparencia” requeridos actualmente.
En lugar de la Comisión, el Vaticano buscará una nueva fórmula para gestionar sus donaciones, mediante un equipo que evaluará “la cuestión general de la recaudación de fondos”, proponiendo una estructura que —según los textos oficiales— responda mejor a criterios de gobernanza institucional.
Este anuncio marca uno de los primeros actos administrativos de relevancia del pontificado de León XIV en materia financiera, lo que abre nuevas interrogantes sobre cómo se articularán las fuentes de ingresos de la Santa Sede y cómo se reorganizará su administración económica en los próximos meses.
