La Revista

El paro y la violencia

José Zenteno Dávila
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El paro
del 9 de marzo no va a resolver el clima de violencia contra las mujeres, de
ninguna manera. Imaginar que será así es una tontería. Tampoco será una
manifestación que busque derrocar al régimen, sus efectos no son políticos sino
sociales.

Entendamos
que la violencia contra la mujer la provocan dos cosas: la cultura y un entorno
de confrontación en el que se ha perdido el respeto a todo.

·      
La
cultura machista que coloca en una posición de superioridad al varón y de
sometimiento a la mujer.

·      
El
entorno colectivo de confrontación con un estado de ánimo exacerbado que se
torna violento a la menor provocación, en donde ya no hay respeto por nada, ni
por la dignidad humana, ni por los más vulnerables (ancianos, infantes,
mujeres), ni a la autoridad civil, ni a Dios y sus ministros, ni a la Ley, en
una palabra, ya no se respeta ni la vida misma.

La única
manera de comenzar a resolver el entorno social de violencia contra las mujeres
es cambiando la cultura y bajando el estado de confrontación.

El paro
servirá para poner en la agenda de toda la sociedad esta impronta: o hacemos algo o nos lleva el carajo.
Luego vendrá el proceso de reflexión colectiva: ¿Qué debemos hacer? ¿Cómo
podemos contribuir a cambiar la cultura? ¿Cuáles son los mensajes correctos
hacia los hombres y hacia las mujeres para comenzar a hacer este cambio de
cultura? ¿Cuál es el papel de los gobiernos ante esta situación? ¿Cuál es el
papel de las iglesias, las escuelas, las empresas, las organizaciones sociales
y civiles? ¿Qué medidas deben tomar las mujeres para proteger su integridad en
tanto se contiene este episodio de violencia en contra de ellas? ¿Qué debemos
hacer los hombres para reducir y combatir la violencia de otros hombres contra
mujeres?

Esas y
otras preguntas deben comenzar a responderse el próximo 9 de marzo en un
proceso de reflexión colectiva, de lo contrario ni el paro, ni la bandita
morada o blanca, ni las muertes emblemáticas de Abril, Ingrid y Fátima habrán
servido de algo.

Ya es
hora de que el presidente de México se baje de su pedestal y comience a
gobernar para todos. Este es un momento decisivo en el que puede pasar a la
historia como un verdadero Jefe de Estado, si decide conducir el cambio de
cultura y ponerse a la cabeza de la solución. Eso requiere que deje de
alimentar la confrontación y el linchamiento que solo contribuyen a incrementar
el problema. La violencia contra las mujeres no es un asunto político y no debe
de politizarse porque la política nos divide. Al señalar a “los conservadores”
como los instigadores de la rebelión, el presidente convierte al paro del 9 de
marzo en una causa política que debe de ser combatida por sus huestes. Grave
error, así no avanzamos presidente.

Tienen
razón los que afirman que la violencia contra las mujeres no es solo una
conducta de hombres. La cultura machista también la reproducen mujeres, eso
significa que cambiarla no se consigue mediante una batalla entre géneros.

Sí al paro
del 9 de marzo. Sí a una reflexión colectiva que nos una y nos mueva a la
acción. Sí a la participación de todos los partidos políticos, las iglesias,
los maestros, profesionistas, empresarios, líderes sociales, periodistas,
estudiantes, deportistas, artistas, obreros, burócratas. Solo unidos podemos
cambiar el entorno de violencia que está matando a las mujeres y nos está
matando el futuro a todos.

José Zenteno Dávila
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