La Revista

El Presidente de México, “no tiene remedio”: cuando había preocupación por su salud, salió en video sano, salvo y campante

Facetas de México, por: Pascacio Taboada Cortina/Jorge Martínez Cedillo. 

En su video ratificó que no padeció ningún problema cardíaco o cerebral, los charolee dijo.

Desde
la comodidad de sus aposentos en Palacio Nacional, hizo que le tomaran video
para demostrar que “goza de cabal salud”. Recordemos que Lázaro Cárdenas del
Río mandó construir la casa presidencial de los Pinos para que los presidentes
no vivieran en el Castillo de Chapultepec, lugar que habitaron los
expresidentes, Porfirio Díaz Mori, Francisco I. Madero,
Venustiano Carranza de la Garza, Álvaro Obregón Salido, Plutarco Elías Calles
Campuzano, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez.

Mientras
tanto “su cuadrilla de servicio”, en particular su “primer sobrestante”, el
secretario de Gobernación, Adán Augusto López, se esmeraba en convencer a
millones de que “la cornada no era de cuidado”, y que en unos días más estaría
nuevamente al frente de sus mañaneras, vivito y coleando, “con un corazón
trabajando al cien”.

Hablando
en términos coloquiales, como acostumbra el presidente Andrés Manuel López
Obrador, “¡salió al escenario por peteneras!”. El “berraco burriciego” (Covid
19) no embistió con furia y solamente fue capaz de arrancar con desgano dos que
tres “olés”, sin llegar a la emoción pública de los aplausos por la valentía.
Sus seguidores se quedaron mudos y con las ganas de desatar expresiones de
“torero, torero…”. La plaza quedó frustrada… “Se esperaba mucho más del
protagonista…”, era el comentario.

Ya
en serio, cuando trascendió en medios de Yucatán –donde se encontraba de gira
el jefe del Ejecutivo—se empezó a especular de manera alarmante, que había
sufrido “un desmayo” (él le llamó posteriormente vahído), cuando se reunía con
un grupo de militares responsables de la construcción del “Tren Maya”. Por esta
razón, regresó de inmediato a la Ciudad de México, directo a su “encerrona de
Palacio”. Lo trasladó un avión del Ejército habilitado como “ambulancia
presidencial”.

En
adelante, se desató una serie de conjeturas sobre la verdadera situación,
ocurrida el domingo 23 de abril: que, “dadas las cargas de trabajo forzado que
había tenido el presidente días antes del domingo 23 de abril, en eventos en
Veracruz y Quintana Roo”, “la falta de descanso físico y mental por las
conferencias mañaneras”; “que el cambio brusco de altura de la CDMX y el nivel
del mar”; “que la temperatura húmeda del Trópico le había afectado”, y “aumento
súbito de presión arterial”. Incluso se llegó a mencionar que “podría tratarse
de un ataque leve al corazón”, parecido al que sufrió hace algunos años.

En
fin, los médicos militares que lo atendieron de inmediato, detectaron un cuadro
gripal con voz ronca, pero sin alta temperatura ni flujo nasal. El diagnóstico
inmediato: “sintomatología de presencia del virus de Covid 19”.

Una
fotografía publicada por un diario local (parece que fue el Diario de Yucatán)
mostraba a un presidente con rostro decaído –no de júbilo como acostumbra
cuando trata asuntos relacionados con los conservadores y oligarcas—y sin
cumplir con el requisito de ponerse el cubrebocas, sobre todo para proteger a
los servidores médicos que lo atendían, y más, tratándose del virus que provocó
la muerte de más de 700 mil personas en el breve espacio de tres años. Se
informó que ésta, es la tercera vez que López Obrador se contagió del Covid 19.
“Fue una variante leve, dominada”.

¡¡Pamplinas!!
Sólo quería demostrarse, él mismo, no qué tan fortalecido está para sufrir un
tercer ataque de Covid 19, o de un segundo ataque cardíaco sino para que sus
fieles amigos y colaboradores se preocuparan por su salud; también para “poner
a prueba a sus fieles colaboradores”, de “quiénes son de oro”, “quiénes de
plata” y quiénes son de “bronce”.

Hasta
ahora, no hemos sabido de nadie que haya sufrido tres veces el contagio de
Covid 19… que, dos días después del diagnóstico, esté dejándose filmar en
cámara de video, bien bañado, trajeado y “echando lumbre contra los oligarcas y
opositores”.

Luego
de exaltar las acciones heroicas de Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro
Cárdenas, a Hidalgo, a Morelos a favor del pueblo, y “que fueron ofendidos y a
algunos de ellos asesinados y exhibidos públicamente, como a Hidalgo”. Así, iba
bien, pero, de repente, empezó a contar una historia de un tal “Charrasca”, que
se retó a un duelo con otro “Fulano” en Peralvillo.

Sus
“padrinos” acordaron fecha y hora, pero el “Charrasca” no asistió; sólo
recomendó a su padrino que, en su nombre, dijera a su contrario que “no se
presentaría” y que “lo dieran por muerto”, no sin hacerle una recomendación
especial: “que todos vayan y ching…”.

El
Senado de la República aprovechó los últimos días de abril, para intensificar
la revisión y aprobación de 18 leyes y dos reformas a la Constitución. Para
ello, sólo se requería de la aprobación simple y se dieron a la tarea también
simple de aprobar las propuestas del presidente López Obrador, sin dar lectura
ante el pleno.

Las
protestas de los partidos de oposición no se hicieron esperar, y acusaron a
Morena de que todo estaba fuera de la Ley; es decir, de la Constitución. Pero,
como era consigna del presidente que se aprobaran, la salida fácil fue
proceder, aun en contra de los senadores, principalmente del PAN, PRI y PRD,
así como de los independientes.

Lo
que siguió fue un escándalo legislativo y judicial por violaciones flagrantes
del Reglamento del Senado y, sobre todo de la Constitución. La oposición
decidió tomar el presídium de la Cámara. Hubo hasta golpes y manotazos, sin
respeto entre senadoras y senadores; uno de Morena (de apellido Craviotto) fue
acusado de golpear a una senadora.

Esa
noche, los senadores y senadoras de oposición, durmieron en la sede senatorial
de Reforma. Se convirtieron en vigilantes permanentes para que no se siguieran
violando derechos constitucionales. Sin embargo, la mesa directiva, encabezada
por el senador Alejandro Armenta, decidió alojarse para sus deliberaciones, en
la sede de la calle de Xicoténcatl, en pleno centro de la Ciudad de México.

En
ese espacio los senadores continuaron su labor de cambios constitucionales, y
así fue como aprobaron la desaparición del CONACYT, y crear un nuevo organismo
con otro nombre; autorizaron la liquidación de la Financiera Nacional para el
Desarrollo Agrícola, Pecuario, Forestal y Pesquero, la cancelación del Instituto
Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos
Personales (INAI)

Todos
estos cambios implican realmente un desbarajuste en la Administración Pública
nacional, por la razón importantísima, de que el Gobierno de Andrés Manuel
López Obrador, derrochó el dinero del Patrimonio Nacional en grandes obras “de
relumbrón”.

No quedes sin leer...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Advertisement -spot_img
- Advertisement -spot_img

Lo último