La Revista Peninsular
Fueron siete las fórmulas que pretendieron contender
por la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario
Institucional, y solamente tres fórmulas recibieron la constancia de
inscripción, las fórmulas encabezadas por Ivonne Ortega, Lorena Piñón y Alejandro Moreno.
Será uno de estos líderes quien encabece el proyecto
nacional del PRI.
Siendo sinceros, no es así. Consideramos poco viable
un escenario en el que Lorena Piñón resulte ganadora, incluso consideramos
difícil el triunfo de Ortega Pacheco.
El discurso que ha llevado la ex gobernadora hace
evidente la posible victoria de Alejandro Moreno. Lleva semanas denunciando que
el ex gobernador de Campeche es el candidato de la cúpula, y al recibir su
constancia dejó en claro que estaba convencida de dar batalla.
Nosotros no sentimos que este sea un discurso de
victoria.
La visible y abrumadora fuerza del ex gobernador de
Campeche radica en la estructura con la que operará en campaña.
Ortega Pacheco está llevando la contienda a un
ámbito mediático, donde se explota la imagen y mensaje de ambos, mientras que
Moreno Cárdenas lleva la contienda al territorio.
Con esto en consideración, es necesario identificar
los objetivos principales de los candidatos. El objetivo de todos es convencer
a la militancia priísta.
El escenario que enfrenta Ortega Pacheco le exige
promover un discurso que fortalezca el sentido de identidad y pertenencia en la
base de la militancia, y dirigirlo en contra de los priístas de cuello blanco,
la cúpula priísta. Pero lo más importante será dejar claro que no se va del PRI
en caso de perder la contienda. Lorena Piñón tiene la obligación y la gran
necesidad de demostrar que un cuadro que no ha tenido la oportunidad de ser
Gobernadora tiene los tamaños para dirigir a su instituto Político.
Alejandro Moreno está haciendo una campaña
presidencial por todo el país, haciendo lo que sabe hacer en el territorio y
promoviendo un discurso de unidad y de identidad priista.
Los tres tienen que convencer a los priístas que
usan playeras de campaña, y no guayaberas; esos priístas que están bajo el sol,
y no en camionetas; esos priístas que aspiran mucho, pero pocos llegan. Al fin
y al cabo, ¿quiénes más priísta que ellos?
Las elecciones se organizarán el once de agosto, y
solo queda esperar que se procure un proceso democrático y transparente, pues
este será reflejo de la condición en que se encuentra la democracia en el país,
la cual es preocupante después de la baja participación registrada en los
pasados comicios electorales.
Las elecciones del PRI son importantes para todos
los mexicanos pues establecerán el futuro del protagonista político del último
siglo. Seremos testigos de cómo se renueva o cómo muere el coloso político
mexicano, pero de cualquier forma, habrá un PRI diferente después del once de
agosto.