Confesiones, por: Guillermo Vazquez Handall.
Rolando Zapata Bello Gobernador de Yucatán utiliza el perfil bajo como su herramienta mas poderosa, eso lo demostró fehacientemente en la decisión mas trascendental de todo su sexenio, la elección del candidato de su partido para sucederlo en el cargo.
Sobre todo porque en el previo, que además fue un transcurso muy largo, las expectativas por la candidatura priista, apuntaban hacia dos personajes con relaciones e imagen nacionales muy poderosas.
Nos referimos a Jorge Carlos Ramírez Marín Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y ex Secretario de Estado al principio del gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto y al también Diputado Federal Pablo Gamboa Miner, hijo del todopoderoso líder de la bancada priista en el Senado de la Republica, Emilio Gamboa Patrón.
Dada la magnitud de estos dos aspirantes, se hacia lógico suponer que en la determinación la influencia del mandatario yucateco se vería disminuida y que en contrario el peso de la presencia nacional de cualquiera de los dos diputados federales se impondría.
Sin embargo Zapata Bello supo leer muy bien el escenario, sabedor de que sostener una disputa con ambos en cada caso no le otorgaría ninguna ventaja, mas aun porque precisamente en atención de su bajo perfil y nula presencia nacional, a pesar de sus sobresalientes calificaciones como administrador gubernamental, tenia perdida la batalla en los círculos palaciegos del poder central.
Rolando Zapata espero por estrategia y necesidad el momento preciso para ejercer su prerrogativa, la de ser el quien propusiera al máximo jefe de su partido el Presidente de la Republica, el nombre de quien espera sea su sucesor.
Nombre que por cierto mantuvo con recelo, no solo para distraer la atención que ya se concentraba en Ramírez Marín y Pablo Gamboa, sino también para evitar su desgaste.
De hecho las escasas señales que se atrevió a enviar, fundamentalmente a nivel local, se orientaban a favor de su Secretario de Educación y anteriormente de Gobierno, Víctor Caballero Duran, quien se sabe además es su mejor amigo.
Con el resultado final es evidente que Rolando Zapata haciendo gala de una gran paciencia, dejo correr los tiempos y la efervescencia, ocultando su verdadera estrategia.
incluso aun a costa de las criticas de sus mismos correligionarios y mas aun de sus simpatizantes, toda vez que daba la impresión que daba por perdida la nominación para algún miembro de su grupo.
Que y quizá mas por debilidad que institucionalidad, se había resignado a asumir la instrucción proveniente de los pinos sin dar la pelea que normalmente los gobernadores priistas llevan hasta sus ultimas consecuencias.
Hasta que llego la fecha limite, en la que su principal argumento se baso en la rentabilidad electoral, es decir que como encargado y responsable de ser el quien conduzca y lleve a buen puerto el proceso a favor de su partido, solo podría hacerlo a pesar de que ese encargo no es opcional, solo si el candidato como termino siendo a la postre fuera Mauricio Sahui Rivero.
La reflexión del gobernador sustentada en números, estableció que ninguna de las dos opciones que teóricamente ya habían pasado todos los filtros, tienen el nivel competitivo suficiente para enfrentar a su acérrimo rival Acción Nacional
Que en Yucatán tiene a uno de sus principales bastiones y en este caso en la persona de Mauricio Vila, alcalde de Mérida, a un contendiente de mucho peso.
En principio porque tanto Ramírez Marín como Pablo Gamboa, carecerían de la estructura necesaria para la lo que será una guerra sin cuartel y porque eso en consecuencia podría suponer una imposición que los demás grupos locales rechazarían.
En contraparte ofreció que Mauricio Sahui, seria un factor de unidad, no solo por el trabajo de tierra que lleva realizando desde hace ya un muy largo periodo, desde que fue líder del congreso local, pasando por la presidencia estatal del partido y la diputación federal.
Zapata Bello afirmo que Sahui posee el respaldo irrestricto de los otros tres aspirantes que cuentan con equipos de trabajo armados y solidos, el mismo Víctor Caballero y los diputados federales Liborio Vidal y Felipe Cervera.
Que solo haciendo un trabajo en unidad se podría conservar la gubernatura y que ello conlleva además de una exigencia de institucionalidad de todos los aspirantes, que y eso fue una solicitud al presidente, tendría que exigírseles desde los pinos.
Al final de cuentas, Rolando Zapata logro convencer que la suya era la propuesta indicada, recibió el respaldo presidencial y aunado a ello la concesión de la conducción de la operación cicatriz.
Aunque pareciera que eso fue sencillo, la realidad es que no fue nada fácil, sin embargo hoy se ve un PRI yucateco unido y determinado, porque a nadie escapa que la elección será reñida a niveles dramáticos, aun y cuando de lo que si podemos estar seguros es que gane quien gane, el próximo gobernador de Yucatán se llama Mauricio.