Por: Ismael Méndez Camargo.
Los últimos acontecimientos de la vida nacional se han visto marcados por las marchas nacionales que apoyan diversas causas, unas justas y las otras no tanto, o de plano se hacen dando patadas de ahogado ante las evidencias de la frustración y la derrota, que se asoma en nubes obscuras que cubren el ocaso del presidente Andrés Manuel López obrador, que no ha soportado en las últimas semanas, cuando se está apoyando de manera total al Instituto Nacional Electoral, que ha sufrido de los embates desquiciados del poder ejecutivo ya mencionado.
En este tipo de marchas y concentraciones, se llevaron a cabo trece de noviembre del presente año en más de sesenta importantes ciudades de la república, reuniendo a más de dos millones de personas, que coinciden con los reportes de los organizadores y fueron confirmadas, por las imágenes vía satelital que no dejaron dudas de la magnitud de las inconformidades ante la supuesta reforma electoral, con el slogan del INE no se toca, siendo el último bastión de la democracia, que sin ser totalmente efectivo, ante las trampas de los partidos políticos que reparten prebendas para comprar votos, el instituto se muestra con un organigrama de elección popular bastante bien definido y estructurado.
En estas movilizaciones, se utilizaron recursos propios de los participantes, que se unieron en voz de protesta, de manera pacífica, ordenada y contundente, cada persona o familia, sufragaron sus gastos de traslado hacia los puntos de inicio del recorrido de las marchas, usando camisetas y logos, que en la mayoría de los casos fueron obsequiadas por diversas organizaciones y que su costo fue bastante magra y no representó lesiones pecuniarias que dañaran la economía de los organizadores, que en ningún momento destinaron el dinero del pueblo para levar a cabo el apoyo que no solo se manifestó en las calles, sino que también proliferó en las redes sociales, que saben que lo que quiere el presidente es dañar a la democracia nacional con la intensión de perpetuarse con trampas en el poder.
Por otra parte el día 27 del mismo mes y año, el presidente López Obrador dio orden de hacer una marcha ridícula en apoyo a él mismo en conjunto con su partido MORENA, y con el apoyo de los gobernadores de la 4 T, dispusieron de recursos públicos, destinados a obras sociales para el acarreo masivo de personas de todas partes de la república con un despilfarro de dinero, que por supuesto no salió de los bolsillos de los organizadores, pues obviamente se dispuso de las haciendas públicas de los estados, por órdenes de los poderes ejecutivos de los mismos, bajo la complicidad de los tesoreros de cada entidad, que con toda certeza, fueron gastos disfrazados de programas sociales que ya no podrán hacer, ya que esos recursos de dinero, no se van a recuperar, pues la población ya pagó todos los impuestos correspondientes, en resumen con el dinero del pueblo, que no es más que un fraude a las finanzas públicas.
De acuerdo con los organizadores de la concentración y recorrido por las calles del centro histórico de la ciudad de México, reunió a un millón cien mil personas entre capitalinos y acarreados de otras partes del país, cifra que no fue confirmada por los sistemas de satélites, que solo arrojó un aproximado de ochocientos mil personas, que fueron obligadas y traídas a dicha ciudad con un costo enorme, de uso de autobuses, comidas, hospedajes, dinero por el apoyo, incluso a muchos de los llamados borreguitos políticos se les ofreció paseos adicionales como parte del premio de ser títeres de un presidente desquiciado y fracasado. Entonces el pueblo con sus aportaciones obligatorias como son los impuestos, pagó los platos rotos de un sistema que desde hace mucho tiempo está más que roto, yo diría que destruido por un resentido social sus siglas AMLO.
