Claroscuro, por: Francisco López Vargas.
Mauricio Vila gobernó Mérida con una alianza con el gobernador Rolando Zapata. A los regidores del tricolor se les dio una única indicación: No tocar al alcalde ni con el pétalo de una crítica. Vila también fue ausente en sus críticas al gobierno local y en el Congreso los panistas fingieron ser una oposición aparente.
La estrategia le sirvió más a Vila que a Zapata. Hoy puede decirse que la ausencia de crítica a Vila lo llevó a ser el gobernador electo y al candidato de Zapata ser el gran ausente en las decisiones que se tomarán en los próximos meses.
La decisión de boicotear a Joaquín Díaz Mena también tuvo un costo. Usando la estrategia de Ricardo Anaya, en Yucatán se marginó a quienes no se consideraban parte del grupo, a quienes no aportaban nada para su proyecto y en el pecado tuvieron la penitencia.
En política, los cadáveres políticos no existen y las derrotas no son eternas, pero con Anaya defenestrado de la dirigencia sus aliados deberán construir de nuevo con quienes se alcen con el Comité Ejecutivo Nacional del albiazul.
Joaquín Díaz Mena no sabemos hoy si ese desprecio y falta de seriedad en los acuerdos que lo llevarían a ser senador y que lo llevaron finalmente a salir del PAN, deberían verse como algo favorables para él, pero hoy eso es lo que se ve y pareciera poco errado vaticinarle un futuro de mucho trabajo, proyección y consolidación política al convertirse en el brazo derecho presidencial en la entidad para el manejo de los recursos federales.
Vila echará mano de quienes hoy lo han seguido en su labor al frente de la Comuna meridana para conformar su gabinete, pero deberá hacer alianzas con otros grupos políticos si desea el apoyo de su partido, de todas sus corrientes y de quienes sintieron que los despreció o no los tomó en cuenta para su campaña política.
Mauricio Vila será un gobernador de Yucatán fuerte, pero hay que decirlo: Díaz Mena también es un ganador en la elección y no sólo por los votos que tuvo y el efecto de López Obrador sino también por su capital propio que algo habrá de haberle quitado al PAN y al PRI, del que también ya fue militante.
Mauricio Vila necesitará de todos los panistas para gobernar y Díaz Mena tendrá también a una buena parte de quienes lo ven como una opción política a futuro, pero Díaz Mena puede tener además la simpatía de los priistas que no votaron por el PAN y hasta de quienes votaron por el PRI y no les agrada que un panista esté en el Palacio de Gobierno.
Además, no deja de ser seductor que esté en la primera fila de los apoyadores del presidente electo y en la primera fila de a quienes éste verá como una opción política electoral para el mediano plazo.
Joaquín, con el cargo federal, podría convertirse no sólo en la sombra de Vila sino también en su principal aliado si pacta con él como premio de consolación no oponerse y hasta apoyarlo para que sea candidato a gobernador. Así, Renán Barrera se enfrentaría a un doble escenario: no volver a ser candidato a gobernador y volver a ser impedido por una negociación política a tener el futuro político que él desea a pesar de un buen desempeño como alcalde.
Huacho aliado con Vila no sólo podrían hacer realidad los proyectos de ambos sino convertirse los dos en la garantía del otro para hacer un buen papel, si López Obrador no se opone y si los dos yucatecos logran vencer sus diferencias.
López Obrador aún no toma posesión, pero las diferencias que harían de su gobierno distinto permiten hacer 20 mil escenarios alternos, todos distintos a los que hemos visto hasta ahora y que dependerán en mucho del desempeño de cada uno de los actores políticos. No sería nada raro que los priistas, hoy en desgracia, se alíen al presidente y con ello se desdibuje el renacimiento de su propio partido o de plano se conviertan en una verdadera oposición en espera de poder reconstruir al tricolor y formar una fuerza política real que sea competitiva.
Quienes ganaron la elección deben contar con el apoyo de todos los ciudadanos, debemos entender que la gente los eligió, pero también que se vale ser oposición, que es importante hacer un contraste y criticar las acciones de gobierno cuando estas se alejen de su sentido social o veamos que se está reconfigurando una presidencia sin equilibrios o haya un gobernador insensible o demasiado alejado de la sociedad a la que sirve.
Mauricio Vila, Renán Barrera, Joaquín Díaz Mena y hasta Mauricio Sahuí son actores políticos necesarios e indispensables para el futuro de Yucatán. Cada uno de ellos responsables desde sus trincheras, pero también responsables del futuro de una entidad que todos quieren gobernar, aunque sus proyectos sean distintos. Los yucatecos se los recordaremos a diario.
