Por: Cristina Padín.
Cuando la niña, nueve años, disfrutaba en el parque aquella naranja… la naranja en aquel día de mayo recordó a las abuelas de sus abuelas. Las naranjas de primeros de siglo XX.. aquellas naranjas que viajaban en el frío de las noches gélidas de los principios de enero… Eran los obsequios que los Reyes Magos dejaban en las ventanas de los niños de aldea. De aldea gallega, la naranja y la niña eran gallegas.
De Galicia hablaba mucho la tía de la niña.. que vivía y trabajaba en Madrid. Amaba su tierra y se acordaba también de lo que le narraba su abuela.. de la magia del 5 de enero cuando llegaban los que llegan cada año para cubrir el mundo de inocencia.. y traían una blusa para la fiesta y chocolate y puede que una muñeca. De Galicia, su belleza, su alma bondadosa, sus aldeas… de aldea son tantos rapaces que triunfan..
Eso le contaba el abuelo a la niña. Le hablaba de las flores que llegan en mayo, de toros, eran orensanos y tenían afición, de lo difícil que había sido su vida. Y había conquistado terrenos. Estudiando, leyendo, con su tesón, con su esfuerzo. Le hablaba de la aldea, tan bella, como un cuento de hadas. De esos rapaces de aldea que triunfan. Valientes, serenos, honestos y humildes. Los que hacen las cosas bien..
La naranja se acordaba también de esos rapaces.. le disgustaba la soberbia actual..
Anoche leí algo muy bello sobre Arsenio.. mi abuela también contaba de los Reyes de antes..
A la memoria de
Arsenio
A los abuelos, y a la mía
A Galicia: terra meiga
A las naranjas..
A las cosas con alma
A mi querido Luis
A las personas valientes
Hay miles de rapaces de aldea
gallegos muy valientes..
…también de otros lugares.. y el
tengo el honor de conocer a varios
A la humildad
Y al toreo
