En una esquina cerca de un valle dulce vivía un soñador. No era una esquina de esas que aparecen en las películas de miedo y causan terror, mal iluminada y húmeda; no era valle áspero y arisco, era dulce como un caramelo de vainilla, sereno y alegre. Vivo como el bosque de El bosque animado..
Era una esquina-soñadora! Eso significa que tenía alma..
Por supuesto no se llamaba el soñador, tenía un nombre, incluso unos apellidos. Pero esa es otra historia, y merece ser contada en otra ocasión. El soñador era humilde, gran virtud. Honesto, leal, sensato. Soñaba las cosas que deseaba reales. Amante del toreo y la música.. Hogareño, español, luchador.
Hemos dicho que el soñador vivía en una agradable esquina. En ella poseía una gran biblioteca, soñar sin leer parece complicado, y también tenía un piano. Y…
Seguiremos contando.. Un timbre suena..
Este cuento es un homenaje a una obra literaria que me encanta, y a varias más..
Dedicado a cada soñador. Hay muchos. Yo conozco a varios: a algunos les adoro, a otros les admiro.. A los que adoro también les admiro, claro
Grupo Oigan!!
A mi querido Luis
A Joaquín Galdós, gran torero!
A Lourdes
A lectores, libros, escritores
A Paco Lama de Góngora, feliz cumpleaños
A mi mago: un soñador genial
Al jefe