RIO DE JANEIRO (AP) — Yurberjen Martínez es considerado el inquieto de la familia y le apodan el “tremendo”. Esa hiperactividad rindió frutos el lunes al minimosca colombiano al ganar su segunda pelea y quedar a un paso de una medalla en el boxeo de los Juegos Olímpicos de Río.
Martínez, de 24 años, despachó al filipino Rogen Ladon en la división de los -49 kilogramos y se metió a la ronda de los cuartos, donde tendrá que vérselas el miércoles contra el español Samuel Carmona. Los jueces dieron el triunfo al colombiano por 3-0.
De vencer al español, Martínez aseguraría al menos el bronce.
Colombia, que participa con cinco pugilistas en Río, no gana una medalla olímpica en el boxeo desde el bronce conseguido por Jorge Eliécer Julio en los -54 kilogramos en Seúl 1988.
Martínez, quien contó con el respaldo del público brasileño, tomó la iniciativa desde el primer campanazo. Y es que el plan era atacar de inmediato y asegurar ese primer asalto, puesto que el oriundo de Urabá generalmente suele comenzar con traspié el primer round.
“Hoy quise ser el tremendo en la pelea desde el arranque”, señaló a The Associated Press. “Eso me pidió la esquina”.
Los jueces otorgaron los tres asaltos al colombiano, con tarjetas de 29-28, 30-27 y 29-28. Martínez, alentado por el coro de “Colombia, Colombia” en las tribunas, conectó a placer, principalmente en el segundo asalto.
“Se comportó muy bien, cumplió con la estrategia” de enchufarse y salir a buscar la pelea desde el primer campanazo, indicó su entrenador cubano Rafael Iznaga. “Está bien mentalizado el muchacho”.
Martínez sacó a relucir el lunes su inquietud, algo que lo caracteriza desde niño.
“Esta vez no salí frío. Tenía una inquietud tremenda en esta pelea y hasta no pude dormir bien pensando”, afirmó.
Oriundo de un poblado de la región de Urabá —una zona en la frontera con Panamá y en donde operan grupos armados irregulares y narcotraficantes— Martínez era el más travieso de seis hermanos, dos de ellos mujeres.
“De los hombres, soy el mayor y al que mis padres más regañaban”, contó con una sonrisa el colombiano. “Por eso me decían el ‘tremendo’ y me daban mis ‘tatequietos”’.