Por: Ismael Méndez Camargo.
Ya son muchas las obras con tintes de despilfarro que han sido característica de la presente administración federal que por mucho han rebasado los costos previstos inicialmente y cuyo arista principal ha sido la poca necesidad de las inversiones que hasta la fecha no han dado los frutos esperados ante el capricho de un presidente que ha hecho de este país una nación al borde del colapso económico, amén de los grandes problemas sociales que aquejan nuestro querido México y que ha traído como consecuencia un desequilibrio en las finanzas públicas.
El proyecto estrella del presidente López Obrador fue desde un principio el Tren Maya que a un poco más de un año de terminar esta administración, no refleja el avance esperado de esta magna y ambiciosa obra de ingeniería que en teoría traería muchos beneficios al sureste mexicano, abarcando los tres estados de la península, Chiapas y Tabasco. Desde un principio el proyecto ha tenido un sinfín de obstáculos y retrasos con un gran número de perjuicios a la ecología del área, así como una serie de violaciones a los derechos de muchas personas afectadas por el paso de las rieles del famoso tren en proceso, que han ido acompañadas de cerca de muchos procesos judiciales, que alcanzará a más de un centenar de empresas contratistas de esta obra faraónica que hasta ahora ha costado la friolera de 360 mil millones de pesos.
El paso de este moderno y futurista ferrocarril ha pisoteado muchos factores que dará un daño permanente a las comunidades en material de agua, clima, tierras afectadas que sin duda afectarán la vida sobre todo de la península de Yucatán, máxime que los estudios de impacto ambiental no se hicieron apegados a la ley de la materia. Las comunidades afectadas nunca fueron consultadas y las compañías constructoras, muchas de ella con cercana relación al actual gobierno, que violaron y lo seguirán haciendo las disposiciones de cumplimiento de las certificaciones ISO 14000 y 14001, por lo que seguramente y de acuerdo a la Ley Federal de Responsabilidad Ambiental, tendrán que rendir cuentas en lo sucesivo, pues esta norma jurídica considera hasta un plazo de 12 años para ser juzgadas por los daños al medio ambiente.
Los daños al medio ambiente que incluyó talas de la selva, daños a zonas arqueológicas, pérdidas patrimoniales a cientos de familias y sus ranchos, como fueron una parte del tramo 5 sur que va de Playa del Carmen a Tulum, donde han sido rellenadas cuevas avasallando una selva plagada de ríos subterráneos, cenotes y la afectación de especies endémicas de flora y fauna. Esto es un crimen a la naturaleza mundial pues ambientalistas internacionales advirtieron que bajo ese tramo del tren se encuentra el sistema de oquedades, y acuíferos subterráneos lo que ya se considera un ecocidio pues han tapado y rellenado varias dolinas que son cuencas donde se almacena de manera natural el agua de la lluvia y se filtra hacia las venas de los mantos freáticos, así como a los mencionados ríos subterráneos, que la mayoría de los casos alimentan los cenotes ya existentes y otros depósitos de agua dulce, que suministra el vital líquido en la extracción de múltiples pozos que nutre los cárcamos de muchas poblaciones del área.
Además los análisis de factibilidad de éxito y seguridad del tren no son del todo confiable, ya que las vías atraviesan en parte la selva existen todavía muchas especies de fauna que pueden irrumpir las vías de los convoyes causando algún accidente y los tiempos de viaje pueden demorar entre una terminal y otra, aunque es un medio que estará destinado al turismo y no a la carga, pues las mercancías trasladadas necesitan como todo transporte un determinado número de horas para descargar y cargar, valga la redundancia. Según los expertos este será otro elefante blanco como el nuevo aeropuerto, la refinería de Dos bocas, por lo que huele a un fracaso en puerta.
