De norte a sur, por: Guillermo Correa Bárcenas.
Entre las fechas
emblemáticas del historial moderno mexicano destaca la del 6 de enero porque
marcó la Promulgación de la Primera Ley Agraria en 1915, con Venustiano
Carranza. Recién habían muerto más de un millón de campesinos durante la
Revolución que provocaron al rebelarse contra los latifundistas, la esclavitud
en las tierras de labor, las tiendas de raya, la discriminación y el hambre.
Dos años después a esa gesta surgió la Constitución que buscó dar justicia y
luego con el gobierno institucionalizado empezó a conmemorarse cada año
principalmente por la central oficial creada por Lázaro Cárdenas en 1938 con el
nombre de Confederación Nacional Campesina mejor conocida como la CNC, usada
más que nada para legitimar al gobierno en turno o al candidato postulado por
el PRI sobre todo cuando se encuentra en apuros, que es el caso de José Antonio
Mead Kuribreña, el cinco veces secretario de Estado que no prende en su campaña
hacia la Presidencia de la República.
Tradicionalmente el evento
se lleva a cabo en el puerto de Veracruz donde la ley se promulgó. De todas
partes del país acuden delgados cenecistas al evento siempre masivo. Ahora la
sede de la conmemoración será, como en otras ocasiones ha sucedido, la Casa del
Agrarista ubicada por la Santa María la Ribera en la Ciudad de México, donde se
calcula que los asistentes serán miles gracias al campesinado, convencido o no,
que brindará su apoyo al exdirector de la Financiera Rural y más propiamente a quien
en su carácter de Secretario de Hacienda
siempre recortó el presupuesto destinado a los productores rurales, del
que, menguado por la burocracia, de cada peso destinado llegan apenas 20
centavos al campo.
Sin lugar a dudas que el
escenario se prestará al gran discurso de Meade que acudirá a los resultados
obtenidos durante esta administración por los agroempresarios: Ventas al mundo por
1,600 millones de pesos diarios, lo que prueba un crecimiento sostenible anual
del 12 por ciento en las exportaciones, porcentaje que duplica el crecimiento
de la economía nacional –según la SAGARPA–. Solo en 2017 se vendieron
productos por más de 33 mil millones de dólares y se registró un superávit en la balanza comercial agroalimentaria
superior a los 4 mil millones de dólares. Logros que se aplauden porque han
colocado a México entre los países principales del planeta en lo que se refiere
a la agroexportación y que con seguridad el candidato presidencial ciudadano
pues no pertenece al PRI agradecerá a los siete millones de campesinos que de
esos beneficios nada ven, debido a que todo se lo guardan trasnacionales y
empresarios agrícolas que de nacionalistas poco tienen.
Si así no fuera entonces
mienten estudios realizados por el INEGI y el CONEVAL instituciones autónomas
dedicadas a medir la pobreza que, con todo y maquillaje, afecta a más de la
mitad de la población que no gana para bien comer. No obstante, en la Casa del
Agrarista estarán los representantes cenecistas disputándose el saludo y la
foto con el candidato, azuzados por los dirigentes que sí son del PRI con la
finalidad de recibir a cambio posiciones políticas y el poder. Sonrientes todos
aplaudirán cualquier gesto de Meade en un acto que colmará el también Día de Reyes para tratar de
demostrar la máxima del veracruzano Oscar Brauer Herrera, quien como secretario
de Agricultura sostuvo que los campesinos no estaban organizados para sembrar,
sino para votar.
Pero eran otros tiempos. El
PRI conducido por políticos se sostenía en el poder gracias a sus tres sectores
–obrero, campesino y popular–. Todavía con José López Portillo se reconocía el
invencible voto verde que se ha ido diluyendo desde la llegada de presidentes
tecnócratas. Los neoliberales que a partir de Miguel de la Madrid Hurtado
empezaron a rematar instituciones ligadas al campo como la CONASUPO y FERTIMEX.
Con Carlos Salinas de Gortari hasta la misma CNC sufrió por no desaparecer y
ser sustituida por otra central más del agrado de los globalizadores.
No se pudo. El salinismo
acabó definitivamente con el reparto agrario y en 1992 modificó el artículo 27
Constitucional, fruto revolucionario, para privatizar la tierra e impulsar la
renta de la misma convirtiendo en todo caso a sus verdaderos dueños en esclavos
de la misma. Aparte de que convirtió a millones de campesinos e indígenas en
golondrinos porque van de un lado a otro ofreciendo su trabajo en los grandes
campos de cultivo, lugares en que como en el porfiriato han regresado las
tiendas de raya y los enormes galerones que son dormitorios para ni siquiera
pensar en cómo escapar de la dramática realidad.
Tal es el México agrario del
siglo XXI. Muy atrás se quedaron los tiempos en que cada presidente se peleaba
el primer lugar en el reparto de la tierra. Demagogia en la que los
observadores no dejaron de mencionar que si hubiera sido cierto el país se
habría repartido varias veces. Lo que hoy sí es verdad es que la mayor parte
del territorio nacional se encuentra concesionado a extranjeros. Basta ver a
las compañías mineras canadienses o a las españolas que han sembrado de infraestructura
eólica la región del istmo y las múltiples empresas foráneas turísticas que se
han apoderado de nuestras playas. Y eso que, como dice el senador y líder
cenecista Ismael Hernández Deras, nadie quiere ver que las reformas
estructurales ya están dando resultados en el campo.
Un sector que el PRI
gobierno ha abandonado quizá no tanto como sucedió con en tiempos de la docena
trágica que encabezó el PAN. Por muchos esfuerzos que hace la CNC, lo cierto es
que la SAGARPA fue, después de la Secretaría de Gobernación, la dependencia que
más protestas campesinas enfrentó. La denuncia recurrente fue, y es, la promesa
incumplida de entregar recursos para programas agropecuarios. Hay casos en que
se adeudan hasta de años anteriores. Las quejas por la ausencia de apoyos a la
vivienda rural es una constante que se agravará por los daños que causaron los
sismos en el sureste, lugares donde también se sufre de megaproyectos que nunca
han sido consultados a los indígenas.
Sin embargo, el PRI confía
más que nunca en el voto campesino a su favor y la CNC recurre a un estudio del
INE para asegurar que son las familias rurales las que mayor votan en
comparación con las urbanas, 55.4 por ciento contra 44.9 en los comicios de
2015. Advierte por ello de la necesidad de estar en contacto con esa población,
consciente está de redoblar el paso enfocándose hacia los jóvenes y las
mujeres. Sostiene que en ellos está el destino de México y pide a todos
los candidatos priistas recorrer todos
los distritos campestres. Acude a las trayectorias de los ungidos cuando en
todos lados el priismo es sinónimo de corrupción e impunidad. Falta medio año para
saber si el voto rural le será fiel. Por si las dudas, los observadores
políticos replican con más frecuencia que preparan aplicar un magno fraude
electoral.
DESDE EL CENTRO
Con la cuesta de enero sube
de precio la gasolina, la tortilla y todo lo demás. Daño a los consumidores que
en las urnas pagará el partido oficial…La vocera indígena Marichuy sigue limpia en su afán por ser
candidata independiente a la Presidencia de la República. Sabe que no lo
logrará y que su lucha muchas semillas habrá de sembrar…Y en la CDMX MORENA va
sin rival.