Por: Eduardo Ruíz-Healy
Roma, Italia. – La atención del mundo se centra en el
conflicto entre Israel y el grupo terrorista Hamas, desencadenado tras el
sangriento ataque perpetrado por este último el 7 de septiembre contra civiles
israelíes, incluyendo hombres, mujeres y niños. En medio de este escenario, las
noticias sobre el conflicto ruso-ucraniano pasaron a segundo plano y aún menos
se habló sobre la importancia de las elecciones parlamentarias y el referéndum
que tuvieron lugar ayer en Polonia. Estos eventos tienen en juego la
permanencia de Polonia en la Unión Europea (UE), considerando que su actual
gobierno, de tendencia derechista y populista, ha confrontado a la UE,
desobedecido leyes europeas y reducido su apoyo a Ucrania luego de respaldarlo
tras la invasión rusa.
Según una encuesta a la salida de las urnas, el partido
populista gobernante, Ley y Justicia (PiS), está al borde de perder su mayoría
parlamentaria, a pesar de haber obtenido la mayoría de votos en unas elecciones
altamente disputadas y riesgosas. Los resultados de esta elección tienen el potencial
de reconfigurar el futuro del país, la dinámica de poder en la UE, el destino
de miles de migrantes y el curso de la guerra en Ucrania.
El PiS ha estado en el poder durante ocho años y buscaba
lograr una tercera victoria electoral consecutiva, un logro no visto desde la
liberación de Polonia de la Unión Soviética en 1989. Enfrentó una fuerte
oposición liderada por el ex Primer Ministro polaco y expresidente del Consejo
Europeo, Donald Tusk.
Críticos, tanto dentro de la UE como en la oposición polaca,
han acusado al PiS de socavar las instituciones democráticas del país y de
ejercer un mayor control gubernamental sobre el sistema judicial, los medios de
comunicación y las instituciones culturales. Además, ha adoptado una postura
contraria al acceso al aborto y los derechos LGBTQ+.
Durante la campaña electoral, el PiS respondió a las
acusaciones de la coalición liderada por Tusk argumentando que, en caso de
regresar al poder, este último se sometería a los intereses de Bruselas y
Berlín.
De manera simultánea a las elecciones, se llevó a cabo un
referéndum que abordó cuatro cuestiones cruciales relacionadas con las
políticas de la UE. Las preguntas planteadas a los polacos fueron las
siguientes:
- ¿Apoya la admisión de miles de inmigrantes ilegales de Oriente
Medio y África bajo el mecanismo de admisión obligatoria impuesto por la
burocracia europea? - ¿Apoya la venta de activos estatales a empresas extranjeras,
lo que conduce a la pérdida del control de los polacos sobre sectores
económicos estratégicos? - ¿Apoya el aumento de la edad de jubilación a los 67 años
para hombres y mujeres? - ¿Apoya la eliminación de la barrera en la frontera entre la
República de Polonia y la República de Bielorrusia?
A medida que Polonia aguarda los resultados finales de las
elecciones y el referéndum, el país se encuentra en una encrucijada crítica,
definiendo no solo su rumbo interno, sino también su lugar en la Unión Europea
y su impacto en el conflicto ucraniano en curso. Las implicaciones de esta
elección resonarán no solo dentro de las fronteras polacas, sino en toda
Europa, el Medio Oriente y África.
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