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Elecciones en la Universidad Autónoma de Yucatán: Retos y perspectivas

Georgina Rosado Rosado
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Somos cientos de miles quienes hemos pasado por sus aulas, egresado de sus facultades, participado en la docencia, investigación y en la administración que se ejerce en ella y en todos sus cuidados materiales y logísticos. Por lo tanto, somos infinidad de personas quienes conformamos y nos sentimos parte de nuestra alma mater, de la querida Universidad Autónoma de Yucatán, sobre la cual podremos tener una visión crítica sin que esto implique dejar de agradecer, valorar, incluso defender lo que ha representado y representa para toda la sociedad. Y señalo la visión crítica precisamente porque se le valora y agradece, mal haríamos en solo señalar sus grandes e indiscutibles aportes sin mencionar aquellos elementos críticos que, sin hacer mella en los primeros, consideramos importantes para reflexionar.

El espíritu de justicia social con el que se creó la Universidad a iniciativa del socialista Felipe Carrillo Puerto, plasmado en su interés de convertirla en una institución laica y gratuita, que diera oportunidades a la clase trabajadora, campesinos y obreros, y en especial al pueblo maya y a las mujeres de acceder al conocimiento científico y por tanto a mejores condiciones de vida se cumplió cabalmente e implicó, indiscutiblemente que la Universidad se convirtiera en una base sólida para la movilidad social. Es decir, para que personas del sector popular menos favorecidotuvieran acceso a profesiones que les permitieran un mayor nivel económico de vida.

En cuanto al interés de Felipe Carrillo Puerto, y en especial de su hermana Elvia Carrillo Puerto, de que la Universidad fuera un espacio donde se fomentara la equidad entre hombres y mujeres, aun habiendo mucho por avanzar, no puede negarse que en estainstitución se formaron grandes profesionistas y luchadoras sociales de nuestra entidad, de las cual solo mencionaré a la gran jurista feminista Antonia Jiménez Traba. Hecho que nos impide pecar de soberbia al pensar que fue mi generación o alguna posterior quien inició la lucha por nuestros derechos dentro de nuestra gloriosa Universidad. Me hubiera encantado mencionar la existencia de alguna candidata a rectora en este devenir universitario, pero por lo visto aún estamos lejos de romper los patrones patriarcales que lo impiden.

Sin embargo, y no es por falta de amor, tendré que señalar que el neoliberalismo impuesto por grandes poderes en nuestro país y que sigue rigiendo la vida de nuestra nación, aunque se niegue, se expresa entre otras terribles formas en la reducción de los presupuestos a las Universidades Públicas y encondicionantes para que se “adapten” a los intereses de los dueños de los grandes capitales. Esto ha hecho mella, pero no destruye a nuestra querida institución,aunque la pone en el predicamento de buscar recursos propios o hacer ajustes a sus programas para subsistir ante los embates de los gobiernos neoliberales.

¿Qué hacer ante un panorama de claroscuros que nos plantea grandes y difíciles retos? Es necesario rescatar el espíritu con la que fue creada nuestra Universidad, poniendo por delante, sobre cualquier otro interés, la defensa de los derechos humanos, de las mujeres, del gran pueblo maya, de las personas de la diversidad sexual, de la clase trabajadora y en general de todos y todas, respetando y haciendo respetar los tratados internacionales, leyes nacionales y locales que les dan sustento. Pero para esto requerimos que quien dirija nuestra Universidad sea una persona íntegra, que conozca las leyes y las aplique con sensibilidad y profesionalismo. Alguien comprometido con los derechos humanos y que al mismo tiempo tenga inteligencia suficiente para gestionar y obtener los recursos que nos permitan mantener nuestra autonomía, gratuidad, alto nivel científico y vocación de servicio.

El perfil está claro y la persona también, quien se ajusta a esta descripción es el abogado Renán SolísSánchez, persona intachable, con un profundo conocimiento de la historia y principios de nuestra Universidad, de gran capacidad profesional, visión humanística y al mismo tiempo con la suficiente inteligencia para buscar estrategias que subsanen las carencias presupuestales que hoy se padecen.

Quienes aman a nuestra universidad y no buscan satisfacer solamente intereses personales o de grupo, estarán de acuerdo conmigo en que todos y todas somos importantes, pero quien dirija el barco deberá ser alguien con la honestidad y el profesionalismo que caracteriza al abogado Renán Solís, una personacomprometida e interesada en que la Universidad siga siendo autónoma, de gran nivel académico y donde el respeto a los derechos humanos esté garantizado.    

Georgina Rosado Rosado
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