La Revista

Eligiendo Diputado/a

Jorge Valladares Sánchez
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Por: Jorge Valladares Sánchez.*

En Facebook y en Youtube: Dr. Jorge Valladares.

Primera Llamada…

Entonces…
ciudadano/a es alguien que vive y se siente del lugar de que se trate,
independientemente de si nació o no en él o su edad o desde cuando lo siente
así. Por tanto se reconoce copropietario de todo lo que en su ciudad-país y
comunidad ocurra en la esfera pública, y es de allí de donde emergen y se
validan sus derechos y obligaciones.

Algunos
factores que habitualmente inhiben llegar a ubicarnos en esa calidad y
ejercerla son la insuficiente formación, la prioridad que tienen temas más
personales o familiares, la indefinición de los modos de participar en lo
público y del concepto mismo de ciudadanía, su complejidad y alta generación de
frustraciones. El ABC que he propuesto para fortalecernos como ciudadanía
inicia por la igualdad, iniciativas sencillas y convergencias; o sea respeto,
proactividad y eficiencia.

Vamos a
avanzar otro paso en la ruta hacia encontrarnos en temas que nos importan y
poder actuar en conjunto para buenas causas. Existe gente que se une y se
reúne, aunque es frecuente que se dispersen en unidades pequeñas o medianas, No
son tantas, pero sí han logrado varias de ellas tener gran impacto. Tan sólo en
Yucatán hay cientos de asociaciones civiles que, con algún grado de estructura,
día a día procuran respaldar a personas que lo necesitan bajo temáticas
distintas.

Es
probable que hayas escuchado o visto acciones de algunas de ellas. Hace unos
días tuve nuevamente el placer de participar en una emisión de Criterio
Ciudadano, con mi buen amigo, Alaan Cardeña; quien me preguntaba sobre la forma
de iniciar una participación más activa y efectiva si alguna persona o grupo
así lo desea. Un primer punto es que aunque sepamos que hay gente actuando, o
también si partimos de cero para procurar asociarnos hacia una causa, es común
que entremos a esa primera conversación con algunos estereotipos o prejuicios,
con lo cual iniciamos juzgando, predispuestos, rechazantes, limitantes; así que
asumir esa igualdad de buenas intenciones, derechos y libertades toma mucha
importancia para hacer que funcione.

Si
tenemos ese canal sintonizado y abierto podemos proceder a buscar vías comunes
de acción para obtener mejores resultados. Y entonces debemos cuidar que lo que
aportamos vaya más allá de las acusaciones, desahogos, memes, likes e intentos
de tener la razón o la respuesta sin haber dialogado. Si ese fuera el caso, el
problema no existiría, todos estarían ya haciendo lo correcto y actuando bien
en un mundo lineal y claro. Las soluciones efectivas usualmente pasan por
atender varias visiones y lograr articularlas para llegar a una perspectiva
diferente. Y ello requiere tiempo y persistencia, con quienes coincidan en la
intención y momento de actuar.

Hace
algunos años, en la afortunada coincidencia con personas que también se
desempeñaban en el ámbito electoral, pero la convicción de que lo fundamental
es la labor de fortalecimiento a la ciudadanía, decidimos enlazarnos como nodos
que alimentaron a lo que hoy es La Red Cívica Mx. Nuestro enfoque lo tenemos en
las competencias que se requieren formar o fortalecer en sectores de la
población para su plena participación en las decisiones de lo público. La Red
Nacional de Ciudadanía y Organizaciones por la Educación Cívica está abierta a
la participación creciente y diversa de grupos civiles organizados y personas
de cualquier lugar de México que se interesen en estos temas de ciudadanía y
encuentren en la asociación un espacio virtuoso en el que se puede compartir,
conversar, proponer, construir y transformar lo que somos como comunidad y como
país.

Eso por
la parte natural de la asociación e interacción de la gente. En tema
complementario, he compartido en otros momentos mecanismos de la ley e
instituciones que prevén formas de resolver problemas que nos importan o contar
con satisfactores que merecemos, así como el desconocimiento, ineficacia,
corrupción y complejidad que nos alejan de usarlos cotidianamente. Así como
también hay una variedad de funcionarios/as a las que les pagamos para
administrar lo público, procurar la solución a los problemas sociales y
propiciar rutas del bienestar y desarrollo, que nos siguen quedando a deber en
su desempeño y resultados.

Entre
tales, la figura que debería ser la más cercana a la ciudadanía es aquella que
le da el cariz a la definición de democracia como gobierno del pueblo. Ese
Pueblo que reunido de alguna manera para decidir una o cada cosa pública sólo
es imaginable en Buford, donde habita una persona; lo que hay, son figuras a
través de las cuales se identifica la integración del “Pueblo” y la manera en
la cual se asume que está ejerciendo tal poder.

Pues,
bien, en nuestra democrática y representativa república, son los Diputados/as
(y senadores) quienes tienen ese rol de asumirse como la representación de la
gente, de la totalidad del pueblo, particularmente de quienes tienen el derecho
a votar, lo ejerzan o no.

Sin ir a
detalles técnicos ni agobiar con la letra de la ley, básicamente a 500 personas
en nuestro país le corresponde ser nuestra voz, y por ello tomar decisiones de
capital importancia o inhibir o permitir las de otros poderes, incluso nombrar
o validar una cantidad importante de funcionarios/as y hacer o deshacer las
leyes. Además de eso cuentan con responsabilidad, recursos y medios para
gestionar en favor de las comunidades a las que representan.

O sea,
donde sea que vivas, alguien habla en tu nombre y vota en los temas de mayor
relevancia en tu nombre y el de la gente de tu distrito. Y la pregunta que le
hice a Alaan, ¿cuántas veces en tu vida, quien haya tenido ese cargo, te ha
preguntado lo que piensas o si estás a favor o en contra de cosa alguna sobre
la que vaya a votar? Su respuesta y la mía, aún con más de una década de
distancia en edad, es la misma: cero. Tu diputado/a, a ti, ¿al menos te ha
rendido cuentas del porqué apoyó o se opuso a alguna decisión relevante? El
único remedo de ello tuvo moda hace un trío de lustros, los informes
legislativos, que son meros intentos ridículos de promoción personal hacia otro
cargo, en los casos que yo he conocido.

Deben
haberme “representado” ya 18 legisladores en el congreso federal y otros
tantos/as en los locales; y no he tenido la fortuna de saber de 1 que haya
votado diferente a su bancada. Y no creo que sea sólo mi caso y el de mis
vecinos/as; acostumbramos dar por sentado que una vez que obtuvieron el puesto
harán lo que indique su bancada, líder o intereses propios, pues el único acto
democrático al que tenemos acceso como “Pueblo” es elegir entre las opciones
que los partidos nos ofrecen.

¿Es
correcto? ¿Es lo único a lo que podemos aspirar? ¿Podemos hacer algo para
cambiarlo y evolucionar hacia una democracia auténticamente representativa? Sin
duda, pero ello requiere de un ejercicio de ciudadanía que tenemos que
construir aún. Creo que es uno de los puntos más prometedores por donde
empezar, excepto porque provoca tanta apatía y en la percepción social a ese
gremio se le atribuye un poder que en realidad no tiene, por lo menos caso por
caso.

Tanto
para la siguiente elección, punto cardinal al que ya sabemos que tenemos pleno
acceso, como ahora o cuando tengamos esa capacidad y ejecución de coincidir,
podemos “cantarle la cartilla” a nuestros representantes, cada cual en su
demarcación o en conjunto para varios casos. Hacerle volver a las bases, no de
su partido, sino de la gente a la que debe servir, la que le paga, a la que
debe estar dedicado su trabajo como funcionario/a.

Acción
aparte y más coordinada merecen los/as 200 que descaradamente “representan” los
votos que su partido recibió, como si la gente que vota estuviera efectivamente
pensando: ”si no queda la persona a la que le doy mi voto, al menos que llegue
alguien bien posicionado en el partido a decirles a los/as demás cómo votar o
que se premie a los que jugaron bien sus cartas”. Tiene un sentido la
representación proporcional, pero se pierde en las condiciones actuales y en
ello también tenemos algo importante que corregir, para alcanzar la pluralidad,
pero sin el lastre de la desfachatez.

Habrá
excepciones, sí (de las que conozco muy pocas), pero la mayoría de las personas
con esta ocupación, tan bien pagada, tienen bastante tiempo para dedicar a
labores diferentes a las que les exige la constitución para pagarles su dieta y
entregarles demás recursos que solitos/as se autorizan. Así que podemos avanzar
hacia un mecanismo de comunicación y consenso con la ciudadanía a la que
representan. El detalle es que no va a partir de ellos/as, tenemos que
“motivarles” a hacerlo.

La opción
más comúnmente comentada, pero poco creída, es la de volverse uno de ellos/as.
Tiene sentido porque basta con ser mexicano por nacimiento, tener 21 años y
vivir en la entidad por al menos 6 meses o haber nacido allí, y no ser una
lista de cosas que la mayoría no somos ni seremos, pero que lamentablemente no
incluyen aspectos éticos. La complicación está en las reglas, escritas y no
escritas, para poder contender en circunstancias competitivas. Incluso la no
tan novedosa candidatura independiente se diseñó para ser un mecanismo para
cobijar sin color a quien no sea tratado como desea por su partido, y no para
facilitar el acceso de cualquier persona a representarnos.

Revisando
la etimología, como considero útil frecuentemente, el diputado es el que puede
decidir porque es capaz de reflexionar y considerarlo, o alguien que es
escogido, evaluado y destinado para ese fin. El primer verbo queda minimizado,
el tercero suena a fatalidad y el segundo parece que ya a nadie le importa,
excepto en una forma perversa a él o ella misma, pues ya tienen acceso a la
reelección, hasta por 3 periodos.

Y
representar tiene dos prefijos, el primero (re) indicando que algo sucede más
de una vez y el segundo (pre) que alude a poner algo delante, y el verbo que le
da sustancia está en ser (esse), estar o existir. La democracia como la
conocemos, entonces, tiene mucho que ver con que hemos permitido que una y cien
veces, alguna persona se anticipe o exponga lo que somos, sin siquiera habernos
preguntado si es así. ¿Qué tal si les recordamos que aquí estamos y quiénes
somos?

——————————————
*Jorge Valladares Sánchez
Papá,
Ciudadano, Consultor.

Representante
en Yucatán de Nosotrxs.

Coordinador
Nacional de la Red Cívica Mx, A.C.

Doctor
en Ciencias Sociales.

Doctor
en Derechos Humanos.

Jorge Valladares Sánchez
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