Reflexiones en voz alta, por: Carlos Capetillo Campos.
carlos_capetillo@hotmail.com / @capetillocampos
Hoy termina la administración de los 106
municipios del Estado y mañana entra en funciones la nueva administración
municipal que, en el caso de Mérida, la encabeza Renán Barrera, que trae ya una
experiencia en ese campo, por lo que los servicios no deben tener ningún
detente ni titubeos.
Pero el tema principal de esta Reflexión
es con relación a la empresa pública del país.
Se crearon para cubrir espacios que la
iniciativa privada no ocupaba o para atender temas estratégicos como
comunicaciones, energía, transporte y otras más.
En algunos casos, ante el quebranto de
empresas privadas que prestan bienes o servicios importantes, el gobierno
asumía la propiedad, para cumplir con los objetivos de esas empresas y que no
se perdieran las fuentes de trabajo y cientos o miles de trabajadores se
quedaran sin la dignidad que da el trabajo y sin contar con los recursos
legítimos para el sustento familiar, a más del impacto que en general sufre la
economía.
Tuve la oportunidad de trabajar en nivel
funcionario y directivo en empresas del pueblo que administra el gobierno
federal, Teléfonos de México conocida también como Telmex; Constructora
Nacional de Carros de Ferrocarril; Diésel Nacional más conocida como Dina:
Astilleros Unidos de Veracruz; Cordemex, la empresa más grande del mundo en
fibras duras, yucateca, ubicadas en Yucatán sus principales fábricas, aun
cuando al paso del tiempo tuvieron alguna fabrica en San Luis Potosí y
Tamaulipas, así como oficinas y representaciones en México, Estados Unidos y
Europa, y aquí mi primera satisfacción en ella, fue ser el primer yucateco en
dirigirla.
En todas aprendí algo y se fortaleció mi
convicción y constante actuar, en el sentido de que todas las empresas
cualquiera que sea su origen, público, privado o social, tienen como objetivo
constitutivo no solo ser eficiente sino rentable, porque es la mejor forma de
ser parte del desarrollo del país y en el caso de las públicas, uno de los
problemas es que los nombrados directivos no tienen en su visión que son
empresas que se crean con los impuestos de los mexicanos, que teóricamente, son
los verdaderos dueños y cuando la corrupción o la ineficiencia producen
pérdidas, de nuestros impuestos o de deuda pública que también terminamos
pagando los mexicanos, el gobierno cubre esas pérdidas y nunca los mexicanos
han definido objetivos, precios, políticas, estrategias, nombramientos, ni
nunca han recibido cuentas y si ven decisiones de altos funcionarios de la
llamada cabeza de sector, que intervienen e interfieren en los grandes temas de
las empresas que por lo general, provocan pérdidas y daños de importancia.
Aun cuando en aras de la política
neoliberal que se inició con Miguel de la Madrid, quien llevó a venta de garaje
a empresas públicas a los cuates, todavía hay empresas públicas que el gobierno
administra, muy mal, por cierto.
Cuando nombran a los directivos y
funcionarios presumen sus currículos, cuando en realidad lo que debe de tomarse
en cuenta, son los resultados que hayan obtenido en el desempeño de sus
responsabilidades en cargos anteriores.
Esto es lo que cuenta, porque es la
garantía de las perspectivas que la empresa lograra durante su conducción.
Y los directivos presumen, además, de
mejores resultados en su administración con relación a la anterior, cuando en
realidad trasladan a los consumidores, léase pueblo, el costo de la
ineficiencia o de la corrupción. Tenemos ejemplos lamentables, muy lamentables,
que sin duda influyeron en el rechazo al partido gobernante en estas
elecciones, como son Pemex, CFE, los más graves sin duda y esto merece una
Reflexión para otra ocasión.
Te saludo cordialmente.
