La Revista

En la justa defensa de ellos

Bernardo Graue Toussaint
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Por: Bernardo Graue Toussaint.

Correo: graue.cap@gmail.com
@bernardo_grauet

Mi hijo Lucas tiene DCA (Daño Cerebral Adquirido)
derivado de un ictus producido a los 15 años de edad. Hoy vive en una casa
tutelada llamada El Arca, donde disfruta de la maravillosa experiencia de poder
prepararse para una vida autónoma, superando las adversidades propias de su
discapacidad. Esa casa es hoy el hogar de Lucas, donde convive diariamente con
otros chicos de la casa con diversos trastornos genéticos o discapacidades.
Algunos de ellos tienen Síndrome de Down y ello no merma -EN LO ABSOLUTO- su
extraordinaria calidad de seres humanos. Todo lo contrario. Esos chicos nos
regalan diariamente unas lecciones de vida, de superación y de alegría
impresionantes.

A la luz de lo anterior, hoy me encuentro
verdaderamente consternado e indignado por una noticia terrible (en todo
sentido).

Me explico:

Éste es el titular de la noticia a la que hago
referencia:

“REINO UNIDO CONFIRMA LA LEGALIDAD DE ABORTAR FETOS
CON SÍNDROME DE DOWN HASTA EL MOMENTO DEL PARTO”.

En esa información (difundida por el diario El Mundo y
cientos de publicaciones globales) se da a conocer que “el Tribunal británico
de Apelación confirmó este viernes la legislación que permite el aborto de
fetos con síndrome de Down hasta el momento del nacimiento, tras rechazar un
recurso presentado por una mujer que sufre ese trastorno genético y una madre
de un niño que también lo padece.” Fueron Heidi Crowter (una mujer de 27 años
natural de Coventry -Inglaterra- que tiene Síndrome de Down) y Marie Lea-Wilson
(madre de Aidan) quienes presentaron la demanda contra el Ministerio de Sanidad
y Cuidado Social.

Al conocer la sentencia, Heidi Crowter afirmó: “Estoy
muy disgustada por el hecho de que los fetos que tienen síndrome de Down puedan
ser abortados hasta el momento de nacer. Esto me dice que no se me valora y que
valgo mucho menos que una persona que no tenga síndrome de Down”.

La noticia es estremecedora, no sólo porque considero
esa acción como un asesinato en contra de un ser humano indefenso, sino también
porque expresa (erráticamente) la aceptación legaloide de una consideración de
inferioridad humana en perjuicio de las personas vivientes con Síndrome de
Down. No quiero imaginar, además, lo que ésta disposición legal acarreará, puesto
que podría servir de excusa para permitir el aborto, hasta el noveno mes, para
otras patologías o trastornos de orden genético.

Visto lo anterior, corremos el riesgo de permitir una
criminal selectividad de personas entre imprescindibles y prescindibles; entre
quienes sí tienen derecho a vivir y quiénes deben morir. Esto me parece un
error y un horror monumental de nuestro tiempo, cuyas sociedades están
permitiendo la banalización y la normalización de asuntos que ameritan serias
reflexiones de orden ético.

“NO PODEMOS CALLAR”.

“EL SILENCIO CÓMPLICE ANTE ESTE TIPO DE
CONSIDERACIONES ES UN ERROR QUE PRODUCIRÁ UNA ESCALADA DE BARBARIDADES”.

“DEFENDAMOS LA VIDA”.

“DEFENDAMOS EL DERECHO DEL NONATO”.

“SALGAMOS -HOY Y SIEMPRE- EN LA JUSTA DEFENSA DE ELLOS”.

Bernardo Graue Toussaint
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