La Revista

Entre la fantasía y la mentira

José Zenteno Dávila
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Por: José Zenteno Dávila.

Conforme pasan los meses de este gobierno crece más mi fascinación por la capacidad de Andrés Manuel López Obrador de manipular a las masas. Es fácil argumentar que la ignorancia hace presa fácil al pueblo. Otros dirán que es lógico después de tantos gobiernos corruptos que abusaron del poder, los más inocentes dirán que el deseo de salir de la pobreza es la causa eficiente de la popularidad del presidente de México. La realidad es que ni la ignorancia, ni la corrupción, ni las malas condiciones de vida son el origen del poder de López Obrador. La explicación está en el diseño y ejecución de una estrategia de manipulación implacable pero sumamente perversa. Veamos de qué se trata.

Dice Yuval Noah Harari en su celebrado libro “De animales a dioses” que las sociedades humanas crecieron, fundaron ciudades y organizaciones gracias a los mitos colectivos. “Cualquier cooperación humana a gran escala (ya sea un Estado moderno, una iglesia medieval, una ciudad antigua o una tribu arcaica) está establecida sobre mitos comunes que solo existen en la imaginación colectiva de la gente.”

En el fondo lo que nos diferencia del resto de animales es nuestra capacidad de crear mitos, creer en ellos y cooperar gracias a ellos. Noa Harari lo pone así “La gente entiende fácilmente que los primitivos cimienten su orden social mediante creencias en fantasmas y espíritus… Lo que no conseguimos apreciar es que nuestras instituciones modernas funcionan exactamente sobre la misma base… Los hombres y las mujeres de negocios y los abogados modernos son en el fondo poderosos hechiceros. La principal diferencia entre ellos y los chamanes tribales es que los abogados cuentan relatos mucho más extraños.” Todo gira alrededor de contar historias y convencer a la gente de creer en ellas. “La dificultad no estriba en contar relatos sino en convencer a todos y cada uno para que se los crean… Piense el lector lo difícil que habría sido crear estados, o iglesias o sistemas legales si solo pudiéramos hablar de cosas que realmente existen como los ríos, árboles y leones”.

Mircea Eliade en su “Tratado de historia de las religiones” nos habla de las hierofanías como el fundamento de las religiones que se define como “algo que representa lo sagrado”. Según Umberto Eco “sobre lo absoluto se puede filosofar, respecto a lo sagrado la filosofía a lo sumo puede reconocer su existencia, o al menos su aparición como constante psicológica de la mente humana”. Lo que reconocen tanto Eco como Eliade es la necesidad humana de ver lo sagrado y de ahí nace la exigencia de una hierofanía, de una forma visible que adopta lo sagrado para ser comprensible. Los humanos hemos inventado diferentes hierofanías, las hay cósmicas (el cielo, las aguas, la tierra, las piedras); otras biológicas (el sol, los ritmos lunares, la vegetación y la agricultura, la sexualidad, etc.); las tópicas (lugares consagrados, templos, etc.), hasta las antropomórficas (con forma de hombres o mujeres). Alrededor de estas hierofanías se construyen mitos y ritos que requieren de quien los administre, entonces surge la figura de los hierofantes o los sacerdotes a quienes se les atribuye la capacidad de hacer “aparecer” lo sagrado.

Por generaciones milenarias hemos sido entrenados para admitir, primero, la existencia de “algo” sagrado que se manifiesta de diferentes maneras y segundo, que hay individuos revestidos de autoridad que actúan como mediadoras entre lo sagrado y el común de los mortales. Lo sagrado para efectos prácticos es lo que se opone a lo profano, una dialéctica simple y eficaz.

Ahora solo hay que armar el rompecabezas en el contexto de una estrategia de propaganda política que utiliza y manipula los elementos culturales que hemos señalado. Recordemos que la dificultad no es contar el relato sino hacer que lo crean, de ahí el ingenio de utilizar a las hierofanías como método político.

¿Qué es lo opuesto a lo sagrado en la retórica obradorista? La corrupción. Entonces ¿qué es lo sagrado? La honestidad. Como la honestidad no se puede ver se requiere de una hierofanía; “el hombre honesto” y un hierofante (el que hace aparecer la honestidad), ese es Andrés Manuel López Obrador. En consecuencia, quien está del lado de AMLO será honesto y el que está en su contra será corrupto. Una vez establecida la dialéctica se adaptó a la idiosincrasia de los mexicanos:

• MORENA: el movimiento político que apela a la virgen morena del Tepeyac
• Promesa: la regeneración nacional
• Mandamientos: “no robar, no mentir, no traicionar, al pueblo”
• Evangelio: la cuarta transformación
• Tributo social: estar del lado correcto de la historia para trasformar a México
• Liturgia: las mañaneras, las asambleas informativas, las consultas ciudadanas

Ahora ya tiene una explicación de por qué el propio presidente López Obrador comparó a su gobierno con el cristianismo y a sí mismo con Jesús, lo dijo el 26 de octubre del 2019 en Sonora.

La estrategia de comunicación obradorista es implacable porque manipula la naturaleza humana y hace presa fácil a los más débiles -no necesariamente a los más ignorantes- y los convierte a su nueva religión de Estado. Utilizó como vehículo para la implantación de su mensaje en la mente de millones de mexicanos, los elementos del populismo establecidos por Ernesto Laclau y otros: presentar a un enemigo (el prian, la mafia del poder, la oligarquía rapaz), presentar un diagnóstico catastrófico de la realidad nacional y anunciar una crisis, utilizar significantes vacíos como símbolos que le ayudaran a consolidar una base popular (el avión “que no tiene ni Obama”, las pensiones de ex presidentes, la casa oficial de Los Pinos, entre otros), incorporar un lenguaje sencillo con frases del uso popular (me canso ganso, fifí, lo que diga mi dedito, entre muchas).

Regreso con Noah Harari: “los tipos de cosas que la gente crea a través de esta red de narraciones son conocidas en los círculos académicos como ficciones, constructos sociales o realidades imaginadas. Una realidad imaginada no es una mentira… A diferencia de la mentira, una realidad imaginada es algo en lo que todos creen y, mientras esta creencia comunal persista, la realidad imaginada ejerce una gran fuerza en el mundo.” La realidad de López Obrador solo la imagina el pueblo bueno que López Obrador creó en torno a sí mismo, al resto de los mexicanos nos parece una fantasía.

Solo para iniciados

Imprescindible el libro de Yuval Hoah Harari “De animales a dioses, breve historia de la humanidad”, Editorial Debate, México 2014. Para quienes tengan interés de conocer más sobre las religiones el libro de Mircea Eliade es como una biblia “Tratado de historia de las religiones”, Ediciones Era, México 2016.

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