Cuentan leyendas antiguas, más antiguas que la vida, que existió una vez un lugar al que llamaban Tierra. Allá, en la Tierra, aseguran que vivió un ser que fue torero desde joven. Dicen que se llamaba Alejandro. Un hombre con ojos de niño y corazón bordado de nobleza y ole y arena. Y afirman que cuando el muchacho dormía soñaba con las faenas que escribiría sobre los alberos..
Cuentan las mismas leyendas, más antiguas que el amor, que algunas personas a ese chiquillo le llamaban el mago. Y hubo una noche en la que Alejandro se puso a torear bajo las estrellas… Y la Luna se enamoró de sus lance; enamorada quedó, y feliz, y sonrojada…
Y desde entonces la Luna susurra canciones desde el alma dedicadas a Ale Talavante…Y sonríe contenta. Late con esencia taurina, y anhela la llegada de las noches… La Luna es talavantina.
Dedicado a mi mago
A la familia de mi mago
A mi amigo Boni
A mi Luis
A mi flamenco
A Rosario
Y a mi familia