La Revista

Érase una vez la generosidad…

Cristina Padin
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Por: Cristina Padín.

Muchos cuentos empiezan con el ya clásico
érase una vez… Este va a empezar así, con una diferencia importante (y qué importantes son las diferencias)… Érase una vez una historia real. Una mujer que se llamaba Patty y que tenía de oro el corazón y del Rocío llena la mirada. La mirada pura y limpia que le ofrecía al mundo y a la Virgen.

Y a su ciudad. Vivía en una ciudad castellana noble y recia como lo son Salamanca y Valladolid y Palencia: bellas, serenas, firmes y leales. Patty vivía en Zamora: la sentida, la monumental, la hermosa. Compartía con un ser de bondad infinita un apellido muy poco frecuente: Melgar! Como aquella monja. Y era ella también persona de gran generosidad…

La vida se rompió y cambió.. Y todos, con miedo, cerramos la puerta. Protegimos dentro lo que más importa, o intentamos protegerlo, creamos un capullo de rosa en el que encerrar aquello que tanto queremos. Patty lo hizo, también, pero en ese cofre del tesoro que construimos ya no pudo guardar a su mamá, ya había llegado al cielo hacía tiempo…

Y desde allá arriba los que ya se fueron de la tierra ayudan y cuidan. Sin duda a Patty le llegaría la fuerza de la madre. Ella nunca se cansó. Mujer firme y fuerte como la nobleza Patty usó el flamenco de su tienda para hacer el bien. Y cosió y cosió y cosió… Así cosía, así, así. Y trabajó y trabajó y trabajó.. y el trabajo fructificó. Creó mascarillas…

Ahora la vida es distinta. Los volantes que tanto nos enamoran están en los armarios, y en los sueños. Patty utilizó tela, telas de fundas de vestidos, utilizó tijeras e hilo, usó el alma y el saber ser, empleó la bondad que es, o tendría que ser, el color de España. Y donó y regaló, y regaló y donó.. Patty hizo llegar sus preciosas mascarillas..

..a supermercados, a policías, a guardias civiles, a residencias de ancianos.. aquí.. y allí.. geografía santa y franca española cubriéndose con su regalo de amor y de esperanza..

Y cosió y donó.. y sí se picó en el dedo.. y sí le dolieron las manos, seguro.. y sí le picaron los ojos.. y donó y cosió. Y regaló y siguió cosiendo. Y, como en todo cuento, esta historia de verdad y pureza también tiene un final… Y Patty fue feliz, y los que recibieron su grandeza fueron felices. En la vida, y sobre todo en la dificultad, el que ofrece es siempre feliz…

Es porque Dios envía felicidad a los que poseen la mirada limpia y el corazón bueno.

Dedicado a Patty Melgar, dueña de una tienda de moda flamenca en Zamora. A tus pies: el mundo sería mejor si en él hubiera tanta generosidad
He personalizado este relato en Patty pero otras muchas personas han realizado idénticos o parecidos actos de bondad: Isabel Hernández, en Arroyomolinos de León; Ana Ferreiro, en Sevilla; MissminiAtellier, en Caravaca de la Cruz; Jardín de la Abuela, en Santiago; Rincón del Arte, en Sanxenxo.. Muchas personas han hecho y hacen esta hermosura. Gracias. Se torea como se es.. sabia expresión!
Dedicado a mi querido Luis
A mi Sevilla adorada
Al flamenco
Al toreo
A mi hermana
A Zamora y a Berrendita
Y a cada ser generoso

Cristina Padin
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