Eres la prisa con la que vas por la vida, pero también eres el reloj que marca el tiempo.
Eres la piedra que quitaste de tu camino, pero también eres la pared con la que chocaste por estar viendo al piso.
Eres el agua que fluye en el río, pero también eres la que cae fuerte como cascada.
Eres las personas que quisiste y se fueron, y las que nunca creíste que se quedarían.
Eres un corazón roto, pero también eres la emoción de un amor nuevo.
Eres el cuchillo que abre todas tus heridas y la medicina que las sana.
Eres el pájaro que vuela sobre sus adversidades y el tigre que las enfrenta.
Eres el jugoso sabor a victoria y el amargo sabor a derrota.
Eres el sol que quema y la sombra que tapa.
Eres el trueno que asusta y la calma después de la tormenta.
Eres la sequedad de un desierto y el gozo de su oasis.
Eres lo que te rompió y lo que puso todo en su lugar.
Eres tu sueño más grande y tu peor pesadilla.
Eres tu mejor consejero y tu más duro juez.
Eres tu mejor amigo y tu peor enemigo.
Eres tus miedos y la fuerza para superarlos.
Eres las veces que te caíste y las que te levantaste.
Eres lo que te pasó y como lo enfrentaste.
Eres la suma de lo bueno y lo malo, de lo pesado y lo ligero, de lo hermoso y de lo feo.
Acéptate, quiérete, ámate, porque todo esto que eres, que fuiste y que serás, es vida. Porque tu, seas quien seas, vengas de donde vengas, vayas a donde vayas, eres vida. Y como tú, no hay nadie igual.
14 de marzo del 2018
